Versión estenográfica de la reunión de trabajo del licenciado Ildefonso Guajardo Villarreal, Secretario de Economía, con la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, que preside la senadora Gabriela Cuevas Barron.

SENADORA GABRIELA CUEVAS BARRON: Muy buenos días.

Damos la más cordial bienvenida a esta reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, al secretario Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía del Gobierno de la República.

Muchas gracias, compañeras y compañeros por acompañarnos.

Muchas gracias también a los medios de comunicación y a todos los equipos técnicos.

Y damos también la más cordial bienvenida al equipo que acompaña al Secretario de Economía. Algunas caras ya, de hecho bastante vistas, que nos han acompañado muchas veces acá.

El día de hoy nos ocupa, podré decir que un tema importante, pero creo que acaban siendo muchos temas importantes.

La política comercial de México no sólo es importante, sino que es de inmensa relevancia para la vida de millones de familias en nuestro país. México ha sido un país abierto al mundo, un país que habla por el libre comercio, un país que habla por los acuerdos multilaterales y que entiende que en el diálogo se encuentra la mejor forma de encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan.

Y por supuesto, el comercio exterior en nuestro país, cobra el día de hoy una dinámica mucho más importante.

Si bien México tiene ya mucho más de 20 años de experiencia en estos temas, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte; también Tratado con la Unión Europea; muchos otros tratados bilaterales, acuerdos de complementación económica, acuerdos de promoción de inversiones. En fin, una serie de instrumentos muy importantes, hoy tenemos abiertas muchísimas negociaciones en esta materia.

Hoy México se encuentra por iniciar la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Está en proceso la renegociación del Acuerdo con la Unión Europea. Están también en proceso, si no mal recuerdo, los acuerdos con Brasil, con Argentina; estaban también los tratados de libre comercio con Turquía; quedó todavía en veremos la mesa del TPP tras la salida de Estados Unidos. Alianza del Pacífico sigue teniendo un importante dinamismo, al que se quieren sumar nuevos socios.

En fin, vemos a un México muy activo y en este esfuerzo, la Secretaría de Economía resulta indispensable.

Por eso es que hemos convocado a esta reunión, que debo reconocer, fue idea del Secretario de Economía, que ya hace algunas semanas envió un oficio poniendo a disposición de esta Comisión la posibilidad de llevar a cabo esta reunión.

Le agradecemos, Secretario su apertura, su disposición y la posibilidad de construir a través del diálogo, una política de comercio exterior que venga también acompañada de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República.

Para nosotros, sin duda, toda esta política comercial resulta indispensable para nuestro país; pero también creo que hoy debemos poner la mirada en lo que más ha preocupado no sólo los inversionistas, también a otros países; y que tiene en los ojos del mundo a México, a Estados Unidos y a Canadá, y es la renegociación del que fue en su momento el tratado más ambicioso del mundo.

Hoy puede volver a ser este tratado, el más ambicioso del planeta, dado que TPP no cuajó. Pero si pensamos en el potencial que tiene América del Norte y construir una verdadera región norteamericana; podemos pensar en cómo se construiría la región energéticamente más importante del mundo, más productiva y económicamente más relevante del planeta.

Por supuesto que la ambición de construir esta Norteamérica no es menor. Pero, por otro lado, hay voces que hablan en contra, precisamente, de este concepto.

Vemos que México y Canadá han abonado un discurso constructivo. Vemos que México y Canadá han apostado hasta en los momentos más complicados por el diálogo, por el respeto; incluso hasta por lo didáctico, que ha sido explicar a algunas personas en Estados Unidos la importancia del tratado y dónde realmente se encuentra el déficit estadounidense.

No es una tarea menor, pero quisiéramos conocer cómo llega México a este proceso; con qué balance, con qué expectativas.

Se expuso, hace unos días se envió al Senado de la República cuáles son los objetivos que tiene México para esta negociación. Quisiéramos conocerlos también con mayor detalle, señor Secretario.

Y también me sumaré a las voces que ya lo hemos expresado, yo presenté un punto de acuerdo hace ya algunos meses, junto con el senador Cordero, han sido ya muchos mis compañeros que también lo han comentado; queremos estar cerca de esta negociación; queremos formar parte de esta idea de un, me atrevería a decir, más que un cuarto de junto. No queremos nada más estar junto, queremos acompañar este proceso.

Sabemos que no va a ser sencillo, el diálogo con Estados Unidos no puede ser ya más público; entonces sabemos hasta en qué tono se puede llegar a dar, pero queremos acompañarlo porque sabemos que el tiempo para ambos países no es el más sencillo.

México y Estados Unidos estaremos el próximo año en año electoral, sabemos también las dificultades que tiene un proceso de negociación de este tamaño. Pero estamos conscientes de que en la medida en que podamos trabajarlos de manera conjunta; por supuesto –y subrayaría más que coordinada– podemos también esperar mejores resultados y un mejor diálogo posterior en el Senado de la República.

De nueva cuenta, Secretario, le damos la más cordial bienvenida.

Tiene usted el uso de la palabra.

SECRETARIO ILDEFONSO GUAJARDO VILLARREAL: Muchísimas gracias, senadora.

Agradezco muchísimo a la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, la senadora Gabriela Cuevas, esta confirmación para estar presente esta mañana frente a ustedes, señoras y señores senadores.

Particularmente, quiero agradecer la presencia tanto de la senadora Lisbeth Hernández, gracias por estar aquí con nosotros. Del senador Cordero, del senador Flores.

Agradecer también aquí la presencia de la senadora Sonia Rocha, que está aquí con nosotros también. Y sin duda al señor senador, gracias por estar, don Juan Carlos, esta mañana con nosotros.

Básicamente en esta invitación, fuimos convocados para compartir un poco el desarrollo de lo que ha sido la política de comercio exterior de México; y enfatizar el momento más importante que tenemos enfrente, a una semana del relanzamiento para las negociaciones o renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Esta es una continuación de las reuniones en las cuales he sido invitado a platicar con esta Comisión. Y quiero simplemente recordar que hemos estado presentes, dándole seguimiento a una serie de proyectos de política comercial, que en resumidas cuentas guarda claramente una línea de congruencia con el esquema desde el inicio de esta Administración, planteado por el presidente Enrique Peña Nieto, que era la necesidad de fortalecer la integración de México con el mundo en su objetivo comercial.

Cuando inició esta Administración –recordará, senadora Cuevas–, hacíamos el planteamiento claro de que hacia el norte, teniendo un Tratado con 22 años de desarrollo, el día de hoy, en ese momento eran todavía menos de 20 años, cuando iniciamos la Administración; lo importante era cómo consolidar un área de libre comercio que se había convertido en una zona estratégica de integración productiva; y poder enfocarnos a la reducción de los costos de transacción para optimizar la competitividad de lo hecho en América del Norte.

Eran tiempos donde el enfoque tenía que ver, fundamentalmente, con la facilitación de frontera, la homologación de regulaciones, los esquemas que nos permitían esas eficiencias.

Por lo tanto, la concentración de negociaciones en su momento, se concentró en el primer compromiso que hicimos, que fue la modernización del acuerdo con Europa, que partió de una comida, justamente en Santiago de Chile, al fin del mes de enero de 2013, donde los entonces Presidente y comisionados de la Comisión Europea, definieron claramente el compromiso para poder establecer esta renegociación con el presidente Enrique Peña Nieto.

Al mismo tiempo, definíamos como una prioridad poder establecer lazos con la región de mayo crecimiento del mundo, el Asia-Pacífico, de donde sólo de los 46 países con los que tenemos 12 tratados de libre comercio; sólo teníamos en Asia a Japón, lo cual no era representativo de la dinámica y la fuerza de la región Asia-Pacífico. Por lo tanto, decidimos incorporarnos…

La decisión, tenemos que ser claros, se toma al cierre del sexenio anterior y nosotros nos toca llevar adelante la primera reunión de negociación, que fue el 3 de diciembre del 2012.

Esto condujo en el TPP, al apretón de manos de cierre de negociaciones en octubre del 2015; y a la firma del Acuerdo en febrero de 2016; que posteriormente como ustedes saben, después de los resultados de la elección, culminó lamentablemente en que Estados Unidos prácticamente rechazara su incorporación al tratado y no validara las firmas de la administración Obama.

Adicionalmente, relanzamos con intensidad las negociaciones de Alianza Pacífico, la cerramos en el 14. Logramos conciliar, obviamente, el esfuerzo del capítulo de comercio e inversión.

¿Qué ha pasado a partir de ese momento, señoras y señores senadores?

Fundamentalmente, hemos seguido intensificando esta política de diversificación. Prácticamente, les confieso, en algún momento la reflexión que hacía al cuarto año, una vez que habíamos firmado TPP, era: bueno, logramos cerrar Alianza Pacífico, estamos en el proceso de lograr la modernización de Europa; finalmente TPP se concluyó y, utilizaría un término de: ilusamente creí yo que el trabajo fuerte de este sexenio estaba cerrando hacia el cuarto año y que íbamos a dedicarnos a consolidar un poco todos los frentes que habíamos establecido, con un esquema de ampliación de esfuerzos.

Pero a todos de alguna manera nos cambió la dinámica del futuro, cuando en las elecciones de noviembre 8 gana un candidato presidencial que, como promesa de campaña en Estados Unidos, había prometido salirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o renegociarlo. Y eso claramente nos lleva a un cierre de proceso muy diferente al que habíamos diseñado, en donde se tomaron dos decisiones muy claras:

La primera, intensificar, no suspender ni alentar ni disminuir la dinámica con la cual veníamos trabajando en el proyecto de diversificación; y por lo tanto me permitiré simplemente darles una actualización de dónde estamos en cada uno de los frentes de esta diversificación.

Empezaría relatándoles las negociaciones con el acuerdo con Europa. Estamos básicamente en el momento donde ya terminamos cuatro rondas de negociación, estamos programando la quinta ronda para que ocurra en la ciudad de Bruselas a finales de septiembre y estaríamos regresando a México para la sexta ronda el 27 de noviembre.

¿Dónde estamos?

Se ha avanzado sustancialmente, en la última ronda estábamos en un impase. Cecilia Malmström la comisionada europea vino a México, aprovechamos un día intenso de trabajos para poder desatorar aquellos puntos donde los equipos de negociación habían quedado un poco frenados y tenía que ver básicamente con la definición del acceso al mercado en bienes agrícolas y sin duda de parte de los europeos hay un interés muy específico en tener un reconocimiento automático de indicaciones geográficas.

Ustedes saben que los modelos de indicaciones geográficas, si pudiéramos encontrar dos modelos polarizados en el mundo, es el modelo estadounidense y el modelo europeo.

El modelo estadunidense reconoce marcas; el modelo europeo reconoce lo que en México, con un poquito más de trabajo, se llama denominaciones de origen, pero que en Europa se consideran indicaciones geográficas.

México, como un país conectado a los dos mercados, tiene que ser muy consciente de que tiene que guardar un sano equilibrio entre ambas dimensiones, no sólo porque somos parte de dos acuerdos, sino porque los intereses nacionales han vivido en un universo de marcas, en donde hay muchos, por ejemplo en la industria láctea, si en un momento determinado tenemos años de estar en un mercado que conoce el queso manchego que se produce en Querétaro, por ejemplo, o que se produce en el bajío, es muy difícil que de repente, de la noche a la mañana, lleguemos con una restricción total a utilizar la palabra manchego.

Esa negociación no va a ser fácil, pero probablemente llegue ese acuerdo en términos de decir “manchego de oveja”, “manchego maduro”, que diferencie y permita el desarrollo de algunas alternativas dentro del mercado.

Para ello está precisamente y quiero que me confirme mi coordinador de relación con el Senado, la cámara de origen es el Senado de la República donde introducimos la iniciativa de transformación.

Aquí está, perdón, mi director del IMPI, en donde precisamente estamos avanzando el proceso de oposición para poder establecer el mecanismo de marcas.

¿Qué quiere decir esto?

No me niego a reconocerte tu denominación siempre y cuando no haya derechos adquiridos en mi mercado, a través del tiempo, de marcas específicas que pudieran definitivamente llevarnos a un escenario alternativo.

Y por lo tanto, les agrademos mucho ser la cámara de origen y va a ser fundamental para poder llevar adelante el equilibrio en esta negociación.

Con Europa básicamente tenemos con mucha claridad tanto de parte de la comisionada Cecilia Malmström como de un servidor, que los tiempos fundamentales son hasta el cierre del año.

Les soy claramente honesto en esto: cuando inició esta negociación no había prisa por parte de Europa, inclusive los tiempos del proceso de estar en el momento de las negociaciones, nos tomó casi año y medio para poder empezar.

La elección en Washington sonó una alarma en Europa que le dio otra dinámica al proceso de negociación. Sin duda esa es la dinámica con la cual el apartado, el pilar comercial del acuerdo con Europa se está moviendo.

Pero también les quiero transmitir, porque es donde ustedes tienen una gran relevancia en este proceso, que el proceso de aprobación finalmente dependerá del parlamento europeo y ustedes recordarán que el Tratado con Canadá fue un tratado que tuvo más de tres años en este proceso.

Nosotros queremos aprender de este proceso para que una vez terminada la negociación comercial podamos seguir un esquema sistemático que nos permita avanzar de una manera más eficiente en la aprobación del parlamento.

Y aquí hay otros dos pilares, el pilar de cooperación y el pilar de principios democrático-políticos y ahí su interlocución, como senadores de la República con el Parlamento Europeo, va a ser fundamental.

Necesitamos, sin duda, que en la conformación de un apoyo de condición nacional trabajemos muy de la mano en ese proceso.

Ahora, nosotros, en la parte comercial, nos hemos propuesto como fecha ideal para culminación, el final del año, estamos bastante avanzados en ese sentido.

El proceso, como ustedes lo saben, muy activo de contacto con los mecanismos de consulta, con el sector privado, con las organizaciones no gubernamentales, lo hemos desarrollado.

Cuando vino Cecilia tuvimos varios eventos públicos, Cecilia se reunió con varios interlocutores de la sociedad civil y estaremos incentivando ese tipo de participación.

En automático con Europa, les mencionaría lo que es el acuerdo con el área de libre comercio de Europa, que la conforman básicamente cuatro países que no son parte de la Unión Europea, que es Suiza, Noruega, Liechtenstein e Islandia, básicamente. Y con ellos, prácticamente estamos por llevar la cuarta ronda de negociación, que ya ocurrió la cuarta en el mes de junio; y estamos por definir la quinta, que será en la Ciudad de México y estamos por definir esa fecha.

El acuerdo con este grupo de países es muy similar al acuerdo con la Unión Europea. Aquí el tema que más nos lleva un poco atrás en el proceso, es el nivel de ambición de algunos de los países involucrados, sobre todo en temas agrícolas, que son de interés para México; pero pensamos que llevará un ritmo similar con un elemento en paralelo al trabajo que estamos haciendo con la Unión Europea.

Pasaría del tema Europa, al tema Asia-Pacífico; y me permitiré introducir a partir de Asia-Pacífico, el papel que América Latina está jugando en este contexto.

Como bien dijo la presidenta de la Comisión, llevamos un proceso que fue bastante eficiente. Recuerden ustedes que TPP se había originado con participación de diferentes etapas de subgrupos de países, que algunos los puso en la mesa de negociación por más de cinco años; afortunadamente para México-Canadá entramos al tema justamente el 3 de diciembre del 2012 y bastante eficientemente en tres años cerramos esta negociación.

La verdad es que es un acuerdo que sin duda nos daba dos elementos: el acercamiento con el Continente de mayor crecimiento del mundo; pero al mismo tiempo nos daba una oportunidad de modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte de una manera indirecta, ya que Canadá, Estados Unidos y México formábamos parte de esta integración.

Ahora, con el rechazo del presidente Trump de incorporarse, se dio una primera instancia. Y aquí agradezco muchísimo la comprensión y la participación de las señoras y señores senadores en este tema; porque había disyuntivas y en un momento dado Japón insinuó la posibilidad de que todos siguiéramos adelante con nuestro proceso legislativo, independientemente de lo que ya había sido un evidente rechazo por parte de Estados Unidos.

En ese momento, nosotros consideramos en un diálogo interno que hicimos con ustedes, que no tenía ningún sentido seguir adelante un proceso de aprobación que ustedes habían llevado bastante eficiente, pero que todavía no se culminaba con un voto; y no tenía ningún sentido aprobar un acuerdo que, de alguna manera, para Estados Unidos ya no iba a ser un esquema para incorporarse.

Y haberlo aprobado, hubiera mandado señales bastante poco convenientes, porque hubiéramos mandado la señal de que nosotros ya habíamos digerido políticamente el costo de lo que implicaba el TPP; y era una mala señal para la posibilidad de una futura negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Entonces, les dijimos a los japoneses que no había posibilidades de una aprobación en automático y que estábamos con todo gusto, considerando alternativas.

Japón reconsideró e hizo un reposicionamiento estratégico, bastante inteligente, y se acercó a nosotros posteriormente a decir: estamos dispuestos a pensar en un esquema TPP 11; un esquema TPP 11 y para ello convocaron a una reunión muy importante en Hakone, en donde nos representó el subsecretario Baker y fueron representantes de las once economías.

Y ahí el punto de discusión era cómo podemos definir un TPP 11, porque aprobarlo en sus términos era imposible y nosotros fuimos de los de la idea de que TPP 11 había que pensarlo, siempre y cuando sacáramos los elementos de interés de Estados Unidos del TPP, para que, así le llamábamos sutilmente: los dulces del acuerdo, estuvieran puestos afuera; porque si algún día Estados Unidos quisiera regresar, no estoy diciendo hoy, mañana o en esta administración, al contexto de TPP; tendría que renegociar sus objetivos.

Si lo aprobamos con los objetivos incorporados, parecería ser que estamos invitando a este país a sentarse a la mesa y renegociar los términos todavía más en su interés.

De esta manera es donde está la discusión. Estamos convocados a Australia a una segunda reunión, y básicamente en esa reunión se definirá si para la reunión de líderes de APEC, que es en noviembre, estaríamos en condiciones de revisar la forma en que pudiéramos aterrizar el TPP 11.

Esto nos lleva directamente a América Latina. En América Latina ustedes nos acompañaron con la aprobación claramente de Alianza Pacífico, el Protocolo de Comercio e Inversión que detonó ya la implementación práctica del acuerdo, ya la liberación automática del 92 por ciento de la tarifa ocurrió.

Sin embargo, un elemento de relanzamiento de Alianza Pacífico estuvo detenido por el proceso de paz en Colombia, que implicaba muchos ajustes desde el punto de vista de la apertura del sector agrícola.

Afortunadamente ese proceso avanza y eso permitió al presidente Santos reposicionar de una manera interesante ya su posición en la visión de futuro de Alianza Pacífico.

Creamos en la reunión en Viña del Mar la nueva membresía de Estado Asociado, que pudiera permitir a cualquier miembro de la región Asia-Pacífico poder solicitar hacer un Tratado de Libre Comercio con los países de alianza, sin necesidad de ser parte del protocolo de la membresía integral que implica temas de migración, temas de turismo, temas de integración de mercados financieros, de tal manera que pudiera dar un fast track a la integración de países que estén dispuestos a tener un alto nivel de ambición, de tal manera que ya tenemos los cuatro primeros alineados para iniciar en septiembre las negociaciones, que son: Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur.

Esto prácticamente está por arrancar, y sin duda ustedes estarán de acuerdo que si esos cuatro países inician de inmediato su integración a Alianza Pacífico, más tres de los cuatro de Alianza Pacífico eran TPP, ya tenemos siete de los originales miembros del TPP que estarían viendo la posibilidad de integrarse al mercado de Alianza Pacífico, lo cual da un mensaje muy interesante y le da nueva vida y nueva proyección a Alianza Pacífico en el comercio internacional.

No estaría completo mi comentario, en este sentido, si no agrego rápidamente que en el contexto latinoamericano lo que hicimos fue lanzar un diálogo con Argentina y con Brasil, aprovechando un nuevo posicionamiento y una nueva visión en el liderazgo de ambos países en relación a su esquema de integración y su cambio de transformación del proteccionismo.

En ese sentido, lo que lanzamos no es precisamente en sí mismo una negociación para un Tratado de Libre Comercio, es una negociación para una ampliación sustantiva de nuestras preferencias comerciales en donde lo que pedimos a ambos países es incorporar disciplinas tradicionales que sólo vienen acompañadas en tratados de libre comercio.

¿Esto qué quiere decir? Que en la ambición de acceso al mercado trataremos de ser lo más ambiciosos posible, sin necesariamente llegar al libre comercio, pero sí con mucha ambición, pero sí incorporar todas las disciplinas, ¿por qué? Porque parte de las resistencias del sector privado mexicano, en el caso de Brasil, es que insisten y hacen el planteamiento de que Brasil generalmente en la práctica es muy difícil que respalden la apertura pactada en el papel, por una serie de elementos, de comportamientos aduaneros o de condiciones específicas al haber solicitado la inclusión de disciplinas nos garantiza tener elementos para dirimir controversias dentro del tratado, que de otra manera no tuviéramos.

Creo que es un modelo interesante, y también comparto con los senadores, es fundamental. Y lo he dicho con el sector privado de una manera bastante explícita. Yo necesito tener una plataforma de acción inmediata con Brasil, con Argentina, quienes nos tienen restringido el mercado automotriz a un tema de cuotas y en donde nosotros los tenemos prácticamente neutralizados como fuentes de oferta y acceso a granos y oleaginosas, y frente a la renegociación del TLC, Estados unidos y Canadá son sus principales proveedores de grano y de oleaginosas, yo necesito tener un mercado alternativo con credibilidad que me permita poder tener fortaleza en mi mesa de negociación al norte.

En resumen, lo que yo les he dicho a los señores empresarios, y sobre todo agricultores, es que si quieren una buena negociación al norte necesitan darnos el mandato para poder abrir fuentes alternativas al sur. De otra manera, mi posición en la mesa del Norte no tiene credibilidad.

Yo les pediría, dado que próximamente ustedes estarán platicando con el sector privado, que analicen este planteamiento porque de otra manera no va a haber credibilidad, dado que nadie me va a creer que yo estoy dispuesto a reponer aranceles, OMC a granos y oleaginosas en Estados Unidos si es que las cosas no avanzan bien cuando no tengo fuentes alternativas de oferta y cuando el impacto en la canasta del consumidor y de la gente en México sería totalmente desmedido.

Con esto, si ustedes me lo permiten, pasaría simplemente a darles una muy buena noticia en el contexto latinoamericano, que gracias al trabajo de la Cancillería mexicana y al trabajo que hicimos en el contexto de nuestros homólogos en América Latina, esta semana que concluyó logramos la elección para ser Secretario General en la ALADI, por primera vez en la historia de este organismo de un mexicano, Alejandro de la Peña, quien fue respaldado plenamente por los países de Alianza Pacífico y por los países con membresías activas de MERCOSUR, la mayor parte de ellos, con excepción de alguna abstención, estuvo totalmente en apoyo por Alejandro de la Peña.

Con esto paso al tema de la renegociación del acuerdo y para ello a mí me gustaría compartir con ustedes aquí un par de reflexiones.

Hace 27 años el Senado de la República lanzó un Foro de Diálogo bastante intenso con los sectores productivos mexicanos y con la sociedad; lo lanzó para analizar claramente las pertenencias de México en su contexto de integración comercial internacional.

Como resultado, quedó el mandato claramente para la política exterior mexicana, los cual nos llevó a que después de todo este proceso, en noviembre de 1973, el Senado de la República aprobara prácticamente con voto mayoritario y abrumador, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Esta reflexión nos lleva a que en esta discusión de hace mucho tiempo, donde nos tocó jugar algún papel, me tocó ver a muchos actores de la economía mexicana con duda, inclusive empresarios que planteaban que se abra el mercado, pero que se haga la voluntad aquí en las yuntas de mi compadre, pero no en la propia, ye s interesante ver cómo muchos de esos empresarios, a 22 años de la implementación, han sido unas de las industrias más exitosas que a partir de ello han logrado globalizarse y representar de una manera contundente a México.

No sólo en el ambiente empresarial ha habido una reconversión total de muchos de los que tuvieron dudas hace 22 años, sino también el sector del debate político, de lo que significa este acuerdo para la integración de la economía mexicana.

Recuerdo muchos debates donde muchos de los que tenían una visión un tanto catastrófica del acuerdo, hoy cundo los veo y platico con ellos me exigen una buena renegociación para preservar lo que se ha logrado en 22 años, lo cual yo creo que 22 años de proceso son un activo importante que nos sirve no sólo para redefinir el esquema de lo que queremos los mexicanos en este proceso, sino también para estar claros de que no es nuestro papel estar en Washington o en el Capitolio tratando de convencer a congresistas estadounidenses o senadores de las grandes virtudes de este tratado.

Lo que hemos observado en estos 170 días de la administración Trump es que ese papel les queda mejor y lo hacen más eficientemente los actores estadounidenses, los mismos trabajadores agrícolas, los mismos productores agrícolas, los mismos empresarios que han sido claramente testigos y beneficiarios de esta gran integración.

Es mucho más creíble que un estadounidense le diga a su congreso y a su presidente que no vayan a deshacer lo que se ha construido en 22 años, a que nosotros como mexicanos hagamos ese papel.

A nosotros nos toca con nuestros socios comerciales dar los elementos y la información necesaria para construir una estrategia, pero no es responsabilidad de los mexicanos convencer al congreso estadunidense de lo que es bueno para su país.

En ese sentido, decirles que iniciamos el primero de febrero de este año el proceso de consultas que el Presidente de la Republica nos mandató en la reunión que sostuvo en Los Pinos en el mes de enero y es un proceso continuo, esto no es un inicio y un fin, sino logramos un poco en los primeros tres meses de ese proyecto, definir el Programa de Objetivos de los Sectores Productivos Mexicanos.

Eso fue respaldado con un proceso de consultas que arrancamos en vía pública, en internet, el día 26 de junio, el cual tenía como periodo de definición hasta el 26 de julio, un mes completo, en el cual recibimos 613 participaciones, de las cuales la mitad de ellas fueron ciudadanos directamente opinando sobre los temas de la negociación, aproximadamente un 10 por ciento de sectores productivos, 2 por ciento de academia un uno por ciento de sociedad civil y la mayor parte de los temas, digamos el Top Five, el Top Cinco de los temas fueron acceso a mercado, facilitación del comercio, comercio electrónico, administración aduanera, temas laborales, propiedad intelectual, reglas de origen, PYMES, solución de controversias.

Este ejercicio fue un ejercicio importante, porque con ello y con el primer ejercicio y el diálogo que se ha mantenido, pudimos haber cumplido, como bien lo mencionó la senadora Cuevas, fuimos invitados por la Junta de Coordinación Política a poder presentar el documento que la Ley de Tratados Internacionales en materia Económica exige, como el anuncio de inicio del proceso de negociaciones, que ocurre siempre al inicio de un proceso de sesiones legislativas.

Y quisimos hacerlo antes del 1 de septiembre, sobre todo porque las renegociaciones empezarán el 16 de agosto, y nos parecía una muy mala idea no venir al Senado de la República antes del inicio de esas negociaciones.

Así es que presentamos dentro de los documentos solicitados por la Ley sobre Aprobación de Tratados Internacionales en materia Económica, preguntas específicas como la importancia de esta renegociación para México; razones para negociar; las consecuencias de no hacerlo; los beneficios y ventajas que se podrán obtener de esta modernización del acuerdo; el calendario inicial de negociaciones.

Y adicionamos un pequeño documento de cinco cuartillas, que le llamamos prioridades de México en las negociaciones para modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En este documento prácticamente organizamos los temas en cuatro pilares:

El primero de ellos tiene que ver con el fortalecimiento y la competitividad de América del Norte. Y este fundamentalmente nos habla de cómo tenemos que relanzar los temas dentro del acuerdo, que nos permitan fortalecer las cadenas de valor en la región; poder garantizar que los beneficios sean sobre todo para los miembros de esta integración y que nos ayude a alinearlo a nuestro proyecto de política industrial.

Estas cadenas, como siempre, se fortalecen a través de los mecanismos de reglas de origen y de un tratado. Lo hemos dicho siempre, se pueden fortalecer, siempre cuidando la eficiencia y competitividad de las cadenas.

Lo he dicho en otras ocasiones, hay un refrán mexicano que ilustra muy bien el tema de lo delicado de las cadenas, que es “ni tanto que queme al santo, ni tan poquito que no lo alumbre”; porque si nos equivocarnos podemos darnos un balazo en el pie, porque hay cadenas que hoy desaparecieron desde hace 25 años de América del Norte, y no están aquí, están en Asia, y son las cadenas de los electrónicos.

Si quisiéramos obligar al sistema a que en el corto plazo exijamos integración del 90 por ciento, lo único que va a pasar es que va a ser más barato para muchas de empresas localizadas en China o en Corea, exportarnos directamente pagando MFN en Estados Unidos o en México; en lugar de pasar por los costos de relocalización.

Sin embargo, hay espacio para esfuerzo y, sobre todo, si lo calendarizamos como una estrategia de política industrial.

El segundo, gran pilar es avanzar hacia un comercio regional inclusivo y responsable. Aquí están todos los temas dentro de la negociación, que tiene que ver con piso parejo para los actores de la economía y de la sociedad mexicana.

Y aquí, ¿qué es lo que tenemos que considerar?

Hace 22 años el Acuerdo no incluía un capítulo para cómo integrar a las pequeñas y medianas empresas dentro del proceso de integración; no había un tema de emprendedurismo y de alentar el mismo; y sobre todo los temas laborales y los temas ambientales como derechos fundamentales, estaban fuera de los mecanismos de resolución de controversias del Acuerdo de Libre Comercio.

Lo hemos comentado en otras reuniones, que sin duda si México quiere seguir jugando un juego serio y profesional en el comercio internacional; debemos garantizar que lo que hagamos en materia comercial sea de beneficio para todos los actores de la sociedad mexicana.

El tercer pilar, es el pilar de gran contundencia, que tiene que ver con la economía del siglo XXI; ¿cómo actualizamos un acuerdo que tiene 22 años de antigüedad?

Capitalizando la transformación que ha ocurrido en el mundo en 22 años. Básicamente comercio electrónico, básicamente telecomunicaciones, básicamente la incorporación del sector energético que no son temas menores y siempre me gusta ilustrar todos estos temas de economía del siglo XXI con el sector energético.

Cuando hablo del sector energético en automático los analistas asumen que es por el cambio constitucional de México en materia energética y la apertura del sector a la inversión privada. Esa es sólo una de las historias que cambiaron en 22 años, pero hay otras historias igualmente contundentes, como el descubrimiento del Gas de Lutita, del Petróleo Shell, de las nuevas tecnologías de petróleo derivado de arenas en Canadá, que nos da una visión de América del Norte con un nuevo nivel de integración energética.

Y para eso ocurra, necesitamos quitar las barreras en toda América del Norte para esa convivencia.

Por ejemplo, la autorización para los Grid eléctricos, la compra de petróleos ligeros para complementar el petróleo pesado mexicano que a veces está sujeto a prioridades y a regulaciones excesivas.

Y finalmente, en estos cuatro pilares, el pilar de certidumbre al comercio de la inversión.

Gran parte del valor de los tratados es no sólo eliminar aranceles y abrir áreas de libre comercio, sino dar certidumbre a los inversionistas. Y esta certidumbre pasa por muchos capítulos, pasa por darle certidumbre a las inversiones, por tener claramente cómo vamos a dirimir controversias, por saber claramente cómo vamos a aplicar científicamente las medidas sanitarias dentro del proceso, de tal manera que quien va a arriesgar un peso sepa cómo lo va a arriesgar y por qué lo va a arriesgar.

Así es que sin duda creo que va a ser muy importante que cuidemos la certidumbre generada por el acuerdo.

Les diría que claramente estos cuatro pilares intentan definir los objetivos de negociación, y lo he dicho frente a los medios de comunicación.

En algún momento cuando Estados Unidos sacó el documento del 17 de julio, algunos medios nos decían, ya Estados Unidos sacó sus objetivos, ya Canadá sacó sus objetivos. A quien escribió así, le hable y le dije: “Oye, no seas malito, compárteme los objetivos de Canadá porque no los he visto”, de hecho Canadá no ha sacado un documento de objetivos.

Y no es casualidad que no haya un documento a nivel de detalle, por eso nuestro documento se llama: Prioridades de negociación, porque si yo empiezo a sacar puntualmente lo que voy a pedir en la mesa, me voy a generar anticuerpos antes de iniciar el proceso de la negociación.

Si hay intereses afectados en Estados Unidos que no les gusta mi posición, pues se van a empezar a movilizar para tratar de bloquear claramente el proceso.

Seremos oportunos, seremos transparentes y estaremos informando sobre todo al Senado de la República en este proceso de acompañamiento de una manera puntual y permanente.

¿Qué riesgos veo del documento del 17 de julio que ustedes conocen perfectamente? Veo básicamente tres áreas de preocupación:

La primera es una fijación extrema sobre el concepto de déficits comerciales, que tenemos que ser muy cuidadosos de cómo se maneja.

Yo siempre he dicho, encantado de analizar la situación de lo que le llamamos “rebalanceo comercial”, siempre y cuando logremos mejorarlo a través de expansión del comercio, no a través de restricción del comercio.

El otro tema que puntualmente fue procesado en el Senado por el senador Cordero y por la senadora Cuevas, que es el tema del capítulo 19, que sin duda tomamos nota de la determinación del Senado en cuanto a la importancia del mismo.

Yo agregaría otro elemento, que es un comentario que hay en ese documento sobre salvaguardas. En salvaguardas hay un tratamiento especial en América del Norte que exenta o le da licencia a estos tres países a no ser tratados igual que al resto del mundo.

¿Por qué es importante ser cuidadosos? Porque la salvaguarda es un mecanismo automático para reintroducir aranceles cuando consideramos que una industria ha sido seriamente dañada y no tiene el mismo nivel de exigencia que tienen las investigaciones en materia de competencia desleal o de comercio desleal.

Dar la tentación de utilizar instrumentos que ya habían sido desincentivados a ser usados en América del Norte sería como abrir la Caja de Pandora de nuevo. Y los más afectados no serían necesariamente sólo los exportadores mexicanos, pudieran ser los exportadores estadounidenses.

Porque si de repente alguien me dije: “Fíjate que los tomateros en Florida están muy lastimados y ahora en lugar de tener mi proceso de esta investigación te voy a poner un arancel permanente por salvaguarda de tanto contrato de tomates”, pues entonces mis manzaneros de Chihuahua se van a formar y los productores de maíz del Centro de Occidente también van a querer protección y los avícolas también van a querer protección contra la carne de pollo, entonces podríamos terminar en un escenario donde desmantelaríamos el proceso de apertura.

Yo les diría que ahí están mis tres principales temas de preocupación que se empezarán a analizar y a intentar resolver a partir de esta reunión que tenemos justamente el día 16 de agosto en Washington.

En materia de tiempos, la negociación se lanza el 16 de agosto. Habrá un tema totalmente mediático de un evento de arranque, para lo cual será seguido por un proceso permanente de trabajo de cuatro días en Washington.

El acuerdo en principio entre Canadá, México y Estados Unidos es que estas rondas de negociación serán con una frecuencia entre tres y cuatro semanas entre ronda y ronda. Las responsabilidades han sido definidas con responsables de negociación técnica, en este caso por México hemos designado a Kent Smith.

El nivel de subsecretario, será un nivel que entrará a resolver a partir de los primeros escoyos que encontremos o dificultades en el proceso.

Kent Smith será acompañado por Salvador Behar como negociador o negociador adjunto. Y el nivel ministerial claramente estará definido para poder desatorar algunos de los temas fundamentales.

La idea es que de aquí a diciembre tengamos alrededor de siete, ocho rondas de negociación. Y nunca, señores senadores, hemos dicho que tenemos una fecha objetivo para el cierre.

Lo que yo he dicho claramente en medios es: Hay incentivos alineados para Estados Unidos y para México por las elecciones de ambos países, tanto parlamentarias como presidenciales, de que podamos terminar esta negociación a más tardar a principios de 18.

La negociación implica simplemente el handshake y disparar el proceso para su firma y para su eventual implementación y voto de los legislativos.

Nadie garantiza que logremos ese objetivo tan ambicioso, pero nadie más que Estados Unidos puede dar fe de lo que significa negociar con un gobierno y tener que procesar con otro. Ellos fueron los primeros que desconocieron un acuerdo firmado por un presidente anterior y lo tiraron a la basura. Nadie quiere desperdiciar capital negociador sin que haya garantías del cumplimiento.

Ahí está. No vamos a ceder sustancia por rapidez, eso sin duda lo digo con toda convicción, y estaremos haciendo lo mejor porque esta negociación tenga objetivos claros y trate de ser muy transparente para que los mercados puedan tener una lectura clara de hacia dónde vamos.

Muchísimas gracias por su atención, y yo dejaría aquí mis comentarios, totalmente abierto a las preguntas y recomendaciones que ustedes tengan a bien hacer.

SENADORA GABRIELA CUEVAS BARRON: Muchas gracias, Secretario.

Muchas gracias por esta, me parece, exhaustiva explicación y recorrido por todos los tratados y negociaciones que tiene nuestro país en curso.

A los compañeros y compañeras de los medios de comunicación les agradecemos su presencia. A partir de este momento continuaremos nuestra reunión en carácter de privada, les pedimos por favor puedan abandonar la sala reiterándoles el agradecimiento por habernos acompañado.