Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión Estenográfica de la comparecencia del Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, ante el Pleno del Senado de la República. (Primera parte)

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Doctor Luis Videgaray Caso, sea usted bienvenido a esta comparecencia a la que se le ha convocado para analizar la política exterior de nuestro país.

Asiste usted en cumplimiento a una obligación constitucional derivada del segundo párrafo del artículo 93 de nuestra Carta Magna, por lo que este acto se realiza bajo los principios constitucionales que establece la relación corresponsable entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Unión.

Doctor Luis Videgaray Caso, como es de su conocimiento, el artículo 93 constitucional compromete a los servidores públicos que asisten en comparecencia, a informar bajo protesta de decir verdad. En consecuencia procederé a tomarle la protesta correspondiente.

Les solicito a todos ponerse de pie.

Doctor Luis Videgaray Caso, en los términos de lo dispuesto por el artículo 93 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ¿protesta usted decir verdad en la información que exponga a esta Asamblea y ante las preguntas y, en su caso, las réplicas que le formulen los señores senadores?

SECRETARIO LUIS VIDEGARAY CASO: Sí, protesto.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: De no cumplir con el compromiso que asume ante esta Asamblea, la Cámara de Senadores estará en posibilidades de iniciar los procedimientos a que haga lugar.

Favor de tomar asiento.

El formato para el desarrollo de esta comparecencia se preparó con el propósito de procurar una mayor interacción entre el compareciente y lo senadores, y así asegurar la participación de todas las fuerzas políticas que concurren esta Asamblea.

En cumplimiento del punto segundo del acuerdo aprobado para normar esta comparecencia, tenemos una intervención inicial del doctor Luis Videgaray Caso, secretario de Relaciones Exteriores, hasta por un tiempo de 15 minutos.

Tiene usted el uso de la palabra.

SECRETARIO LUIS VIDEGARAY CASO: Con su permiso, señor presidente, muchas gracias.

Muy buenas tardes a las y los senadores de la República.

Quiero agradecer al Senado de la República el que, desde los primeros días en cumplimiento del encargo que el Presidente de la República me ha conferido como Secretario de Relaciones Exteriores, me han permitido tener un contacto inmediato, cercano y fluido con el Senado de la República.

En cumplimiento al mandato constitucional, el Senado de la República debe de contar con todos los elementos para el análisis de la política exterior, coadyuvar en su formación y participar de forma activa en ella.

De esta manera, el día 24 de enero tuve el honor de ser recibido por la Junta de Coordinación Política en este Senado de la República, y ante la cual propuse, solicité el que se me concediera esta oportunidad de diálogo con el Pleno del Senado de la República. Agradezco a la Mesa Directiva la realización de esta sesión.

Asimismo, hemos tenido reuniones de trabajo con los integrantes de la Junta de Coordinación Política posteriormente, el 15 de febrero.

Quiero agradecer la colaboración institucional del Senado de la República en todos los aspectos que constituyen la política exterior, y me refiero particularmente a la reciente ratificación de los embajadores de México ante los Estados Unidos de América y ante la República Popular China.

Asimismo, quiero felicitar al Senado por la aprobación, este mismo día de hoy, por la Iniciativa Preferente del Presidente de la República en materia de revalidaciones, que sin duda fortalecerá la posición de los mexicanos, particularmente a los estudiantes que quieran continuar o darle validez a sus estudios en México.

Como Canciller de la República, estoy convencido de que el reto que enfrenta nuestro país desde el exterior, particularmente a partir de la toma de posesión del nuevo Presidente de los Estados Unidos, requiere no solamente una respuesta del Ejecutivo, sino una política exterior de Estado.

Con esa lógica, con esa convicción es que hemos venido trabajando con el Senado de la República desde el principio de mi encargo como Canciller.

La política exterior de Estado es algo que debe de construirse, construirse a partir del consenso; y es mi convicción que corresponde al Senado de la República participar activamente, ser protagonista en la definición de esta política.

Si bien la fracción X, del artículo 89 constitucional establece la responsabilidad al Ejecutivo, es sin duda la relevancia del momento político internacional que exige la participación de todos.

Más allá de una unidad que nace de un sentimiento, debemos de articular política pública, posturas frente al exterior que nazcan del consenso de la estrategia de las distintas fuerzas políticas articuladas particularmente en el Congreso de la Unión.

Por lo tanto, celebro yo y aliento las propuestas, las iniciativas de distintos grupos parlamentarios expresadas a través de la Junta de Coordinación Política para la construcción de instrumentos legislativos en los términos que define el propio Senado, que permitan articular precisamente una política exterior de Estado frente a los retos que hoy como país enfrentamos.

La Secretaría de Relaciones Exteriores y el Canciller de la República se ponen a las órdenes del Senado para trabajar como un solo equipo en la formulación de estos instrumentos de carácter legislativo que fortalezcan nuestra posición como país ante el mundo, y particularmente ante nuestro vecino del norte.

El día 23 de enero, el Presidente de la República realizó un pronunciamiento con respecto a cuáles deben de ser los lineamientos de política exterior, ante la circunstancia que hoy en día encaramos.

El Presidente estableció dos lineamientos fundamentales, dos líneas de acción para la conducción de la política exterior:

En primer lugar, la necesidad imperiosa hoy más que nunca de diversificar nuestras relaciones en exterior, particularmente nuestras relaciones económicas de comercio y de inversión hacia otras regiones del mundo, más allá de América del Norte.

Y en segundo lugar, estableció objetivos precisos y principios de política exterior para la conducción de la relación con los Estados Unidos.

Permítanme referirme brevemente en primer lugar a los esfuerzos de diversificación de nuestra relación económica con el mundo, para después destinar la mayor parte de mi intervención a nuestra relación con los Estados Unidos de América.

Con respecto a la diversificación de nuestra relación con el mundo, lo primero que debemos decir es que México es, siempre ha sido y siempre seguirá siendo un país latinoamericano. Como tal, debemos acercarnos no solamente en el discurso, no solamente en el diálogo político, sino estrechar nuestros lazos de cooperación económica, de comercio y de inversión con América Latina.

Durante la presente administración, sin duda, el esfuerzo más exitoso de integración con América Latina ha sido la Alianza del Pacífico; una alianza que debemos promover, fortalecer como un instrumento no solamente de diálogo político y de cooperación, sino de genuina integración entre cuatro países latinoamericanos: México, Colombia, Perú y Chile.

Seguiremos trabajando muy de cerca con los países que integran la Alianza del Pacífico para buscar nuevos horizontes que permitan fortalecer nuestra integración.

Con respecto a las dos principales economías del CONOSUR: Brasil y Argentina, hay que reconocer que la relación económica ha estado por debajo de su potencial, en parte debido a la falta de encuentro, a la falta de voluntad recíproca para establecer acuerdos comerciales.

Esta circunstancia ha cambiado, y hoy es prioridad de la política comercial mexicana, el establecer en el corto plazo acuerdos comerciales con éstas, las dos principales economías del CONOSUR: Brasil y Argentina.

Para eso estamos trabajando, y este esfuerzo que es encabezado por la Secretaría de Economía, avanza de manera alentadora.

Finalmente, permítanme referirme a Centroamérica. Centroamérica, una región en la que compartimos retos y en la que compartimos oportunidades.

Debemos estrechar de manera profunda, real y concreta nuestros vínculos de cooperación, nuestros vínculos económicos y de inversión con los países centroamericanos. En particular, reconocer que los retos de Centroamérica son de desarrollo, no son retos de control migratorio y, por lo tanto, México debe de tener un compromiso efectivo, particularmente con las tres naciones que constituyen el llamado “Triángulo Norte”, Guatemala, Honduras y El Salvador, para tener una presencia más activa, una presencia más solidaria en esta región.

Con respecto a Europa, nuestra prioridad indudablemente en este 2017 es concretar la modernización de nuestro acuerdo integral, que consiste en acuerdos en materia comercial, en materia de libre comercio, acuerdos de carácter político y acuerdos de cooperación.

La modernización particularmente de los aspectos comerciales del acuerdo con Europa, representan una de las oportunidades más grandes que tenemos para la diversificación de nuestros mercados de exportación.

Las negociaciones se han acelerado y avanzan por buen camino, conducidas por la Secretaría de Economía en materia comercial y por la Secretaría de Relaciones Exteriores en materia de diálogo político y de cooperación.

Esperamos, este es el objetivo que hemos expresado a nuestros socios en Europa, poder concretar la modernización del acuerdo dentro de este mismo 2017.

Con respecto a Asia-Pacífico, debemos de reconocer, que ahí están algunos de los principales socios comerciales y origen de inversión que llega a México.

Con Japón, un país que durante décadas ha confiado en México, donde tenemos presencia palpable de empresas japonesas generando empleos y oportunidades de crecimiento en todo el territorio nacional, debemos estrechar nuestros vínculos de cooperación.

Ya tenemos un Acuerdo de Libre Comercio con Japón. Sin embargo, tenemos enormes oportunidades de darle mayor vitalidad a este importante vínculo con una nación líder del continente asiático.

Corea es una nación que ha crecido cada vez como un origen más importante de inversiones que llegan a México, particularmente inversiones de carácter manufacturero, que hoy representan la creación sustancial de empleos en distintas regiones del país.

Es un país con el que todavía no tenemos un acuerdo de libre comercio, pero la Secretaría de Economía ha iniciado el proceso para llegar a este objetivo. Indudablemente una de nuestras prioridades en la relación con Asia-Pacífico es estrechar nuestros vínculos con Corea del Sur.

Con China, que es ya hoy la economía más grande del mundo, una economía con la que tenemos una relación comercial ya muy importante, particularmente por el lado de las importaciones que México hace de China; son casi 70 mil millones de dólares los que importamos cada año de China y, sin embargo, las exportaciones de México a este gran país asiático siguen estando por debajo de su potencial, aunque están creciendo desde una base pequeña, siguen teniendo un nivel que implica un desequilibrio importante en nuestra balanza comercial con China.

Así pues, uno de nuestros objetivos es lograr un mayor equilibrio en el comercio con China, a partir de un incremento en nuestras exportaciones a ese país amigo, con quien tenemos una alianza estratégica, una asociación estratégica integral formada el año 2013, a partir de la visita de Estado del presidente Xi Jinping a nuestro país.

Por otro lado, China constituye una oportunidad importante de atracción de inversiones, inversión en infraestructura, inversión manufacturera, inversión en sectores financieros, como ha venido ocurriendo a partir de haberse estrechado nuestras relaciones diplomáticas con este país amigo, seguiremos por ese camino.

Seguiremos acercándonos a China, seguiremos buscando inversiones y seguiremos buscando ampliar oportunidades para que los exportadores mexicanos tengan un mayor éxito en el acceso a este gran mercado asiático.

Finalmente, en Asia–Pacífico debo destacar la importancia estratégica que tiene el reiniciar conversaciones d carácter comercial con algunos de los países que integraron el TPP. El TPP, que fue un esfuerzo muy importante, en el que participó el gobierno mexicano con lealtad y convicción, sin duda ante el retiro de Estados Unidos es de muy baja probabilidad que el TPP tenga un futuro.

Sin embargo, lo que seguirá teniendo un enorme futuro que hay que hacer realidad es la relación comercial con los países que integraban el TPP, particularmente me refiero a países como Australia, Nueva Zelandia, Malasia o Singapur, con quienes hemos iniciado conversaciones para, a partir de los avances que se lograron en la negociación del TPP, establecer negociaciones que pueden ser bilaterales o que pueden ser a través de un subgrupo de países que integraban el TPP.

Sin duda, es un mercado importante para México, es un mercado de mucho potencial para las exportaciones mexicanas y queremos seguir avanzando por este camino.

Quiero destacar los esfuerzos de atracción de inversiones del Medio Oriente, a partir de la visita de Estado del Presidente de la República a un conjunto de países del Medio Oriente, donde hemos empezado a traer con mayor intensidad inversiones de países que conocen poco a México y que sin embargo cuando lo conocen encuentran un socio confiable, un país atractivo para generar inversiones productivas creadores de empleo.

Vamos a seguir por este camino capitalizando los esfuerzos que hemos hecho en materia de atracción de inversiones con estos países con los que, insisto, el potencial no ha sido aprovechado debidamente.

Es decir, cuando después de este breve recorrido por la geografía internacional, observamos que el mundo presenta oportunidades muy importantes para México.

Oportunidades que se han venido capitalizando a lo largo de los últimos años, pero que hoy nos corresponde con mayor ímpetu, con mayor vigor, desarrollarlas a plenitud.

Quiero, antes de referirme a los aspectos de la relación bilateral con Estados Unidos, establecer que uno de los objetivos más importantes de la política exterior mexicana es nuestra participación multilateral.

México, es un país que cree que el mundo es mejor cuando existen instituciones multilaterales que garantizan la paz. Promueven el desarrollo, protegen el medio ambiente o protegen los derechos humanos.

Creemos y reiteramos nuestra convicción en el sistema de las Naciones Unidas y en las otras arquitecturas multilaterales en un contexto en el cual los nacionalismos exacerbados que empiezan a brotar en algunas geografías, ponen en duda y ponen bajo riesgo la arquitectura multilateral.

México, desde 1945, ha sido promotor de las instituciones multilaterales y la diplomacia mexicana ha tenido momentos estelares en la construcción de este andamiaje.

Hoy, más que nunca, reiteramos nuestra convicción de participar abiertamente de manera activa en los foros y organismos multilaterales.

Con respecto a la relación con Estados Unidos, es innegable que México y el mundo enfrentan un reto inédito.

Un país que durante muchos años fue el principal promotor de las instituciones globales de libre comercio y de la integración de las naciones a través de las relaciones económicas, hoy es un país que tiene un gobierno que las cuestiona.

Indudablemente este cuestionamiento surge a partir de la frustración de muchos ciudadanos norteamericanos, como ocurre también en otras latitudes ante los resultados de esta experiencia de globalización.

Esta realidad, es una realidad innegable que ahí está. Es una realidad que le da un mandato electoral, robusto, claro, al nuevo Presidente de los Estados Unidos.

Sin embargo, y dejo claramente, respetamos el mandato que el electorado norteamericano le ha dado a su Presidente.

Esta posición no debe de reflejarse, no debe de traducirse en agresiones hacia países amigos y, mucho menos, hacia una nación vecina que durante muchos años ha trabajado con lealtad, con transparencia, con convicción, para construir un futuro juntos en América del Norte.

Ante el reto que enfrentamos proveniente de Estados Unidos y su nueva administración, el Presidente de la República ha definido, ha propuesto principios y objetivos muy claros.

Estos principios y objetivos parten, en primer lugar, del absoluto respeto a nuestra soberanía.

México siempre ha sido, es y seguirá siendo un país soberano y actuaremos como tal.

Esto no significa aislarnos del mundo. Por el contrario: significa actuar con convicción, con seguridad en nuestra relación con otros países y así será, como nación soberana que habremos de conducir nuestra relación con los Estados Unidos.

En segundo lugar, un respeto irrestricto al Estado de Derecho, a la Constitución y a las leyes que de ella emanan en México, al derecho internacional y también a las leyes de los Estados Unidos.

Tercero, siempre habrán de encontrar nuestros interlocutores, como principio, una postura constructiva. Entendemos la importancia que tiene la relación con Estados Unidos para millones de familias mexicanas; sabemos que de la relación con Estados Unidos dependen de millones de empleos, exportaciones, flujos de turistas, el flujo de remesas; entendemos la importancia que tiene esta relación y por lo tanto, México habrá de insistir en tener una postura que nos permita construir y acercarnos sobre la base del respeto mutuo e insisto, respeto a nuestra soberanía y al Estado de Derecho.

Un principio adicional es que entendemos a Norteamérica como la coexistencia de tres naciones, no solamente como una relación bilateral. Cualquier conversación, particularmente en materia comercial, debe de ser una conversación entre los tres socios norteamericanos: México, Estados Unidos y por supuesto Canadá.

En reuniones la semana pasada con la Canciller canadiense así ha quedado públicamente expresada la convicción, el acuerdo de ambas naciones, porque las conversaciones, el diálogo y posibles modificaciones al tratado comercial, sean siempre entre tres, es decir, de manera trilateral.

Y finalmente, me refiero al principio rector de cualquier diálogo y negociación con los Estados Unidos, que hemos reiterado ampliamente a nuestros interlocutores, que es el principio de integralidad.

Entendemos que hay muchos temas para los cuales México es importante para los Estados Unidos. Por supuesto en materia comercial México representa un gran mercado para las exportaciones estadounidenses. Hay estados, como el estado de Texas, que tiene una balanza comercial notablemente superavitaria con México; otros estados, por ejemplo Wisconsin, donde las exportaciones de sus productos hacia el mundo, encuentran en México el mercado más importante.

Sabemos que México es un país importante para ellos en materia comercial, sabemos también que para Estados Unidos México es un país importante en materia de seguridad, en materia de combate al crimen organizado, de prevención del terrorismo y por supuesto de cooperación migratoria.

Todos estos temas son importantes para ambas partes, es una realidad que ocurre a partir de la convivencia que la geografía nos ha regalado por la vecindad. Sin embargo, en este momento de definición, ante el reto que representa la nueva postura en Estados Unidos, la postura de nuestro país ha sido clara, expresada en privado y en público reiteradamente, acerca del principio de integralidad; es decir, todos los temas están en la mesa de manera simultánea.

Asimismo, tener principios nos lleva a definir objetivos precisos, no hay una negociación exitosa si no sabemos cuáles son los objetivos que queremos lograr. El Presidente de la República ha expuesto diez objetivos puntuales:

El primero de ellos es el respeto a los derechos humanos y a los derechos civiles, al debido proceso de los mexicanos en los Estados Unidos.

En segundo lugar, que la coordinación migratoria debe de prevalecer, las decisiones migratorias si bien son un ejercicio soberano de las naciones; cuando afectan a terceros, en este caso a países vecinos como es México, no pueden establecerse de manera unilateral; tienen que haber, como ha habido hasta ahora convenios, acuerdos, mecanismos para la gestión del fenómeno migratorio.

En tercer lugar, Estados Unidos y México deben de involucrarse en Centroamérica con un enfoque de desarrollo; no basta con establecer controles migratorios para administrar los flujos de ciudadanos de esos países, que intentan llegar a Estados Unidos atravesando México. Es necesario que Estados Unidos y también México inviertan, nos involucremos, reconozcamos que solamente a través del desarrollo y de la estabilidad de los pueblos centroamericanos; podremos lograr avances en el enfrentar este problema, que es parte hoy de la realidad cotidiana en la convivencia en la región.

En cuarto lugar, la protección como un principio indeclinable a las remesas que envían los mexicanos y mexicanas desde Estados Unidos a México. Las remesas, que hoy representan un volumen muy importante de divisas para nuestro país; tienen más allá de su carácter económico un profundo contenido social.

Las remesas son un acto de solidaridad, de quienes fueron a aportar su esfuerzo a una economía extranjera, que todas las semanas, cada mes envían recursos a los familiares que dejaron atrás.

Una prioridad de la política exterior en nuestra relación bilateral será, por lo tanto, la protección de las remesas, que éstas continúen, y no solamente que continúen sino que no se entorpezcan o no se encarezcan.

En quinto lugar, respecto al fenómeno del crimen organizado, particularmente al tráfico ilegal de estupefacientes, Estados Unidos debe asumir una responsabilidad que históricamente no ha asumido.

En primer lugar, reconociendo que uno de los determinantes de este mercado criminal es el consumo, y debe tomar acciones mucho más decididas y eficaces para prevenir el consumo de estupefacientes, pero también atender el flujo ilegal de norte a sur de armas que llegan a manos de las organizaciones criminales en México, y también de dinero muchas veces en efectivo que permite el financiamiento de las operaciones criminales.

En sexto lugar, en materia comercial, el Acuerdo de Libre Comercio debe ser un acuerdo de libre comercio. México no habrá de aceptar aranceles, cuotas o restricciones al comercio.

El Acuerdo de Libre Comercio lo que permite es, precisamente, generar una región donde el libre movimiento de mercancías contribuya a la competitividad, al crecimiento y a la inversión en las tres naciones.

México no rehúye la posibilidad de mejorar un acuerdo comercial que tiene ya más de 20 años en vigor y que, sin duda, puede y debe actualizarse. Sin embargo, su naturaleza fundamental de regir el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá bajo el principio fundamental de libertad económica, debe de mantenerse.

También en materia comercial, un séptimo principio es incluir en el Tratado de Libre Comercio nuevos sectores, sectores que no existían cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio, como por ejemplo el comercio electrónico, o sectores que han sido liberalizados en nuestro país, como son las telecomunicaciones o el sector energético.

En octavo lugar, con respecto al libre comercio, cualquier modificación que se haga al tratado debe de contribuir a la elevación de los salarios en México.

No es correcto promover un modelo de integración comercial en el cual las inversiones llegan a México porque en México los trabajadores ganan poco.

Debemos de incorporar a los trabajadores mexicanos a la prosperidad que debe de implicar la globalización y acabar con modelos, establecer incentivos y reglas que permitan acabar con modelos productivos, cuya rentabilidad depende exclusivamente de los bajos salarios en México.

Noveno. Cualquier acuerdo con los Estados Unidos debe reconocer un principio de protección e inversiones.

México ha sido un destino confiable para inversiones no solamente de origen norteamericano sino de todo el mundo, que han llegado a nuestro país confiando en las condiciones económicas que encuentran en México.

Esto debe de prevalecer, esto debe de continuar. Cualquier acuerdo con los Estados Unidos debe tener como premisa que se protejan las inversiones mexicanas, estadounidenses o de cualquier otro lugar del mundo.

Y, por supuesto, un décimo principio es que México cree en los puentes, México no cree en los muros. México aspira a tener una frontera funcional donde se facilite el tránsito de personas y de mercancías.

Una frontera moderna con más tecnología, con más inversión, pero una inversión que facilite y promueva la convivencia entre las naciones. Una frontera que nos una, no una frontera que nos divida.

Por supuesto, al tener este diálogo con los Estados Unidos, un elemento fundamental de la negociación es establecer límites, límites claros y precisos.

Por ejemplo, la no aplicación extraterritorialidad de decisiones del Ejecutivo. Y aquí me estoy refiriendo a las reglas que conocimos a través de memoranda del Departamento de Seguridad Interior sobre el posible envío a México de deportados de otras nacionalidades.

Si bien México es un país solidario con todas las naciones del mundo, México no tiene por qué y no recibirá deportaciones que vengan de Estados Unidos, personas que no sean mexicanas y mexicanos, y así se lo hemos hecho saber a nuestros interlocutores.

Insisto, estos principios, estos límites, estos objetivos específicos deben ser materia de debate, deben ser materia de debate, particularmente en el Congreso de la Unión y en el Senado de la República y deben de, en opinión de un servidor, ser el eje fundamental para la construcción de algún instrumento legislativo como el que se discute ya en el Senado para definir una política exterior de Estado.

Señor presidente, creo que estoy excediendo por mucho el tiempo que me ha sido concedido, apelo a su comprensión para continuar con la exposición o si no lo puedo hacer más adelante, en las respuestas.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Continúe, Secretario.

SECRETARIO LUIS VIDEGARAY CASO: Gracias Presidente.

Quiero referirme a las reuniones de trabajo que hemos tenido con nuestros interlocutores del gobierno de los Estados Unidos. La semana pasada recibimos en México y siempre será como país hospitalario que somos, siempre será un honor para el gobierno mexicano recibir a representantes distinguidos de otras naciones, incluyendo nuestro vecino del norte, a los secretarios de Estado y de Seguridad Interna de los Estados Unidos.

El primer tema que tratamos con ellos fueron, precisamente, los decretos que emitió el presidente de los Estados Unidos, el 25 de enero y la memoranda de implementación que fueron publicados la semana pasada.

Respecto a esto, quiero decir, que hemos expresado claramente algunos puntos que para nosotros no son negociables.

En primer lugar, el que debe de existir un absoluto respeto a los derechos humanos de los mexicanos en los Estados Unidos y hemos expresado y lo hicimos públicamente, que en caso de que Estados Unidos no respete los derechos humanos de los mexicanos y las mexicanas, no habremos de titubear ni dudar en acudir a la justicia en los Estados Unidos y también a los organismos internacionales, incluyendo la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, con quien hemos tenido ya reuniones de trabajo en este sentido.

En segundo lugar, hemos establecido nuestro absoluto rechazo a la aplicación extraterritorial de decretos del Ejecutivo en estados en la materia que ya me he referido.

Hemos también expresado la importancia de que en la coordinación en materia migratoria prevalezca, incluyendo los acuerdos locales de repatriación y los distintos mecanismos que ya existen con el gobierno de los Estados Unidos. Por supuesto nuestra actitud siempre será de apertura para revisarlos y hacerlos mejores, pero este es un hecho que debe de continuar.

Por supuesto, rechazamos cualquier intento de militarización de las operaciones migratorias y, debo decirlo también, un tema que tratamos a los secretarios de Estado y de Seguridad Interior de los Estados Unidos, es el tema del Acuerdo de Totalización.

El Acuerdo de Totalización, es un acuerdo ya firmado por México y Estados Unidos en 2004, en el cual se establece la coordinación entre el Instituto Mexicano de Seguridad Social y la Administración de Seguridad Social de los Estados Unidos, para permitir que los trabajadores mexicanos que sean repatriados de manera voluntaria o por deportación, puedan acceder a sus ahorros, a sus depósitos de seguridad social hechos en los Estados Unidos.

Estados Unidos ha firmado acuerdos de totalización en materia de seguridad social con diversos países, casi todos ellos han entrado en vigor. Sin embargo, uno de los pocos que no ha entrado en vigor es este acuerdo con México.

Hemos expresado a los secretarios de Estado y Seguridad que un elemento fundamental de las prioridades del gobierno mexicano, es que se le dé vigencia a este Acuerdo de Totalización, que permitiría generar una red de protección económica muy importante a los migrantes mexicanos que regresan, insisto, de manera voluntaria o por ser deportados.

Un elemento muy importante de la conversación, fue sobre Centroamérica, donde tenemos una coincidencia de que el enfoque estrictamente de control migratorio es insuficiente y atiende los síntomas y no los problemas de origen.

Y, por lo tanto, hemos acordado el que en los próximos meses México y Estados Unidos habremos de ser anfitriones de una reunión de alto nivel, en la que convocaremos a los países del Triángulo Norte, Guatemala, Honduras y El Salvador.

Convocaremos también a los países que tienen un interés en el fenómeno migratorio centroamericano, como es por ejemplo Colombia, como es también Canadá, para participar en un diálogo de alto nivel sobre el desarrollo, sobre la estabilidad de la Región.

De antemano señor Presidente, me permito, desde ahora, invitar al Senado de la República a que sea parte conforme el propio Senado así lo determine y sea parte de este Foro de Discusión.

Finalmente, el último tema que se trató en las reuniones con los secretarios, fue el tema de la seguridad.

Y aquí el Gobierno Mexicano, por conducto del Secretario de Gobernación y también por conducto del Secretario de Hacienda en materia aduanera y de combate al lavado de dinero, hicieron una exposición de las diferentes formas en las que colabora el Gobierno Mexicano con el gobierno de los Estados Unidos, expresando con claridad que México quiere seguir una relación de amplia colaboración, de estrecha comunicación, pero para ello, es necesario que la relación en su integralidad sea una relación genuina, de asociación y de diálogo constructivo en la que dejemos atrás las amenazas y los agravios.

Finalmente, los secretarios de Estado y de Seguridad de Estados Unidos, hicieron una visita de cortesía al Presidente de la República, fue una visita breve, en la cual el Presidente les expresó su preocupación por el estado de la relación bilateral y les enfatizó la importancia de velar por los derechos de los migrantes en los Estados Unidos, de los mexicanos y mexicanas que todos los días aportan a esa nación.

¿Qué hemos logrado en estas primeras cinco semanas de diálogo con la nueva administración?

En primer lugar, hemos abierto todos los canales de comunicación.

Las contrapartes, en los casos donde ya están nombradas en Estados Unidos ya están trabajando y este diálogo habrá de continuar.

Seguimos teniendo muchas diferencias, diferencias que son públicas y notorias pero solamente a través de un diálogo respetuoso y activo habremos de encontrar un camino para soluciones comunes.

El siguiente encuentro de trabajo con el Secretario de Estado ocurrirá en Washington, en reciprocidad a la reciente visita que realizaron y otras contrapartes del Gobierno Mexicano también estarán ya trabajando.

Por ejemplo, la semana que entra el Secretario de Hacienda y Crédito Público habrá de tener su primera reunión de trabajo con el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos.

Hemos logrado en estas reuniones, no solamente abrir los canales de comunicación sino comunicar de manera clara, sin duda alguna, algunas de las posiciones importantes del Gobierno Mexicano.

En primer lugar, comunicar al gobierno de los Estados Unidos, de manera formal, el sentimiento de agravio e indignación que existe en México por las actitudes y las posturas expresadas en la reciente elección presidencial y lamentablemente algunas de ellas que continúan ya en esta etapa de gobierno.

Hemos establecido con claridad algunos de nuestros límites en la relación con Estados Unidos.

Hemos expresado el principio de integralidad que habrá de regir cualquier proceso de diálogo y negociación.

Y finalmente hemos reiterado, siempre, nuestra voluntad de dialogar, de construir de una manera respetuosa.

En materia comercial, quiero precisar que no ha iniciado ningún tipo de conversación.

El Gobierno Mexicano ha tomado la decisión, a través de la Secretaría de Economía, de establecer un periodo de consulta, en un periodo de 90 días.

Quiero aquí también, señor Presidente, reiterar la invitación que por conducto de la Secretaría de Economía, el Ejecutivo Federal extiende al Senado de la República para que, como órgano de Estado preponderante en la política exterior, participe en este proceso de consulta en las modalidades y formatos que el propio Senado de la República determine.

Me quiero referir, y lo haré brevemente porque seguramente habrá preguntas al respecto en materia de protección. Perdón.

Antes de pasar a la protección consular, señor Presidente, quiero entregar a usted por escrito un reporte que estará hecho público, que hacemos un reporte con respecto a las reuniones de trabajo que hemos sostenido la semana pasada con los secretarios del gobierno Americano que nos visitaron.

Entrego a usted formalmente este informe por escrito.

Con respecto a la protección consular quiero decir, y sé que esto ha sido preocupación, una preocupación ampliamente justificada de senadoras y senadores, hemos anunciado el día de hoy una serie de nombramientos tanto en la titularidad del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, el IME, como en algunos consulados que permanecían vacantes, tanto consulados generales, que necesitarán la aprobación del Senado como consulados de carrera.

Los perfiles son todos predominantemente perfiles del servicio exterior, todos con experiencia en la representación consular. Agradezco de antemano la consideración que tenga el Senado de la República a estos nombramientos, que habrán de llegar al Senado esta misma semana y que hemos hecho ya públicos.

Quiero agradecer la solidaridad del Senado con los mexicanos en el exterior, particularmente la gestión de senadoras y senadores de distintos grupos parlamentarios para ampliar el presupuesto de la Red Consular, específicamente dedicado a la protección jurídica de los mexicanos en Estados Unidos.

El día 17 de febrero la Secretaría de Hacienda realizó una ampliación presupuestal; el 23 de febrero recibimos la ampliación líquida; ésta ha sido ya calendarizada para el periodo de febrero a diciembre. Ya se definieron de manera detallada los programas a los cuales habrá de dedicarse y se realizó ya la primera dispersión.

Señor Presidente, entrego a usted también un reporte detallado sobre el destino de estos recursos, que estará disponible a partir del día de hoy en la página de internet de la Secretaría de Relaciones Exteriores y que habremos de actualizar semana a semana, particularmente de manera georreferencial.

¿Qué estamos haciendo en materia de protección consular?

Algunas de las prioridades son:

Primero, una amplia difusión de los derechos de los mexicanos en el exterior frente a las autoridades migratorias y recomendaciones específicas y puntuales de cómo enfrentar los procesos migratorios, tanto para la defensa del acto migratorio, como para la protección de su patrimonio, incluyendo bienes muebles e inmuebles y activos financieros.

En segundo lugar, la Secretaría de Relaciones Exteriores a través de los Consulados, está ofreciendo a todos los connacionales que así lo busquen, diagnósticos migratorios. Esto quiere decir que los connacionales pueden acercarse a su Consulado, exponer su situación y tener por parte de la autoridad mexicana, un diagnóstico de cuál es su situación real de carácter migratorio y, por lo tanto, tener recomendaciones específicas al respecto.

Un tercer elemento muy importante, es la asistencia legal, el grueso de los recursos que ha transferido la Secretaría de Hacienda por gestiones del Poder Legislativo, habrán de dedicarse específicamente a la defensoría legal, a la asistencia de casos individuales, ya sea con despachos externos o con abogados que sean parte del equipo consular.

Asimismo, estamos trabajando en la detección de casos de alto impacto que puedan contribuir a generar precedentes de aplicación general.

Finalmente, señor Presidente, quiero felicitar, agradecer a las senadoras y senadores que han tenido una participación activa y solidaria con los mexicanos en el exterior. Muchas y muchos de ustedes han acudido a los Estados Unidos, han acudido a dialogar con las organizaciones de migrantes y con su trabajo están contribuyendo a enfrentar de mejor manera este enorme reto.

Destaco, por ejemplo, a las y los senadores que se han integrado a esto que se ha llamado la Operación Monarca y que, sin duda, es un esfuerzo que vemos con muy buenos ojos desde el Ejecutivo Federal.

Ofrezco, propongo al Senado de la República sumar esfuerzo, con pleno respeto a la soberanía del Senado de la República, estamos listos para trabajar en equipo. Si así lo requiere el Senado, si así lo solicita, tenemos ya propuestas de próximas giras, de próximos viajes, interlocutores con quienes trabajar.

Aquí hay que hacer un esfuerzo, creemos, un esfuerzo de Estado; un esfuerzo no solamente del Ejecutivo para tener una presencia activa, coordinada, estratégica del Estado mexicano en los distintos órganos de disensión del complejo mapa político de los Estados Unidos de América, en Washington y en todas las regiones.

Insisto, señor Presidente, felicito a las y los senadores por este esfuerzo generoso que están haciendo a favor de los mexicanos en el exterior y nos ponemos a sus órdenes para contribuir, para asistirles, para apoyarles y trabajar en equipo en este esfuerzo que hoy se necesita más que nunca.

Gracias por su tolerancia, señor Presidente y gracias por su atención.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Muchas gracias, doctor Luis Videgaray Caso.

Tiene el uso de la palabra don Manuel Bartlett.

SENADOR MANUEL BARTLETT DÍAZ: Desde luego agradecemos la presencia, señor Secretario de Relaciones Exteriores, el día de hoy. Esperábamos la otra que nos prometió, pero ya nos dicen que va a ser después, lo que quedamos en la reunión que se tuvo en la Junta de Coordinación Política, para poder entrar en mayor detalle.

Voy a tratar de tocar algunos temas que considero importantes, como una posición en relación con México-Estados Unidos.

El modelo económico neoliberal se transforma en el mundo, menos en México; aquí somos los campeones en la firma de tratados de libre comercio, los que han producido sobre todo el TLC, las siguientes consecuencias:

El incremento de las asimetrías entre las economías de Estados Unidos, Canadá y México ha incrementado. El crecimiento mediocre de la economía nacional en promedio del 2 por ciento en las últimas décadas. La pérdida de millones de empleos y el empobrecimiento de millones y millones de mexicanos. El incremento de los beneficios y utilidades a favor de la oligarquía nacional y extranjera.

El fin de la planta industrial y productiva con la que contábamos antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio. El incremento de la desigualdad de México. La reducción del mercado interno. La privatización de las empresas estatales y paraestatales. La reducción de los derechos laborales y de las prestaciones de los trabajadores a la seguridad social.

El freno al desarrollo científico, tecnológico e industrial en México. La legalización de mercados oligopólicos controlados por extranjeros. La privatización de recursos naturales. La reducción de la rectoría económica del Estado. La limitación de las competencias del Estado en materia de planeación del desarrollo económico. La dependencia externa en la inversión y el ahorro.

La colonización económica del país. El control foráneo de la banca, del sistema financiero y de pagos. La destrucción de la capacidad fiscal del Estado. La cancelación del fomento a la inversión y gasto público. El aumento de la migración ilegal hacia los Estados Unidos. La reducción de la soberanía nacional.

La pérdida de control sobre los puertos y aeropuertos. El incremento del poder en Estados Unidos sobre nuestro destino. El establecimiento de una hegemonía ideológica y cultural importada desde Estados Unidos. La terquedad en la defensa en el mantenimiento del TLC, que sólo favorece a una oligarquía nacional y transnacional.

¿Qué hace Trump y qué hace México? ¿Cuál es el planteamiento claro, absolutamente transparente?

Proteccionismo para defender la industria de los Estados Unidos. Establecer estímulos fiscales a la industria de Estados Unidos. Fortalecer la planta productiva e industrial de Estados Unidos. Sustituir importaciones para alentar sectores económicos hoy desatendidos. Incrementar inversiones públicas para aumentar las compras gubernamentales. Aumentar el porcentaje nacional en las compras gubernamentales.

Repatriar inversiones privadas; reducir impuestos; deportar a trabajadores migratorios para incrementar el porcentaje de contratación de estadounidenses y dar por terminado el NAFTA o negociarlo, no seamos ingenuos, sólo en su beneficio.

¿El gobierno qué hace? ¿Qué hace el Gobierno mexicano?

Sostener el pobre crecimiento del 2 por ciento hacia afuera, cuando en el mundo entero, incluyendo Chile, se buscan las soluciones en el mercado interno.

Negarse a establecer políticas proteccionistas, nosotros cuando nos están señalando allá. No promover mediante estímulos fiscales a la industria nacional. No sustituir importaciones para promover a la industria. No aumentar el gasto público en infraestructura sin inversión pública. No aumentar el porcentaje de contenido nacional en las compras gubernamentales. No establecer una política de repatriación de capitales. No reducir impuestos. Aceptar a los trabajadores migrantes expulsados de Estados Unidos.

Insistir, insistir e insistir en mantener el NAFTA.

¿Por qué el Gobierno mexicano se empeña en el TLC? No es por ignorancia, esas cifras las conoce perfectamente usted, la Secretaría de Hacienda y el resto del país.

No es por ignorancia, es un gobierno subordinado al poder geopolítico de los Estados Unidos, que tiene como cometido fundamental favorecer a la oligarquía nacional y transnacional, de otra manera no se entendería cuando el resultado del Tratado de Libre Comercio ha sido el que acabo de describir y no se puede negar.

La idea está a la vista, Trump no quiere TLC y va a romper con él. Si el tratado se mantiene, será para México en condiciones más gravosas que las actuales. Es elemental no negociar en esa línea, lo que requerimos es un cambio de paradigma que defienda la soberanía nacional; recupere el control de los recursos naturales hoy privatizados y establezca una política propia de desarrollo industrial que fortalezca el mercado interno, que sustituya importaciones, que aliente el empleo y al inversión.

Es lo que necesitamos y es lo que no se hace.

Es obvio, señor Secretario, y con todo respeto se lo digo, que la opinión pública nacional, ya de por sí muy controladita en los medios, para no estar de acuerdo en la posición que ha tomado el gobierno mexicano.

Inclusive usted se ha visto forzado a explicar por qué su lentitud y su decisión de seguir abriendo diálogos, lo ha tenido que hacer, porque existe en México, hubo una indignación en contra de los Estados Unidos, la soberbia de su presidente y la realidad que es esta que estamos escribiendo.

¿Qué podemos esperar en una negociación en donde no tenemos con qué responder? ¿Qué podemos esperar de los Estados Unidos, que han tomado la decisión de cerrarse y establecer un proteccionismo? Y no es una posición que no se entienda: Trump ganó por los votos de quienes se sintieron relegados y lo ha reconocido todo mundo. Esa es la línea.

¿Usted cree que van a convencer a los Estados Unidos y al par de personajes que vinieron aquí, Tillerson y el otro, Kelly, para que mantengan un Tratado de Libre Comercio que dé un resultado diferente a esto?

Es un sueño, eso es absurdo y lo que se le exige al gobierno mexicano es actuar; lo que se le exige al gobierno mexicano es que se presente con firmeza frente a los Estados Unidos; lo que se le exige es que tome políticas ya y no seguir esperando a ver qué nos concede.

Eso es lo que exige el pueblo de México, eso es lo que requiere el pueblo de México, que vayan ya tomando, ya se los advirtieron, está usted seguro y lo sabe, que el proteccionismo norteamericano no se va a detener y va a generar relaciones aquí laborales muy complicadas, que no tenemos ninguna capacidad de negociar nada más en nuestro favor con Estados Unidos y el TLC.

Entonces, lo que necesitamos es que actúe, que cambie de modelo, que dejen de mantener la necedad de mantenerse en la política antigua que ha dejado al país en la peor de las ruinas sin industria; eso de que el campo, lo recordamos todos, iba a florecer con el TLC, fue lo peor que ocurrió, inmediatamente el campo está perdido, por eso están los millones allá, por qué se fueron.

El campo básicamente está abandonado, la industria desmantelada, no tenemos ninguna posibilidad y usted lo sabe, fue Secretario de hacienda, ninguna posibilidad de enfrentar estos retos si no cambiamos.

No va a venir capital extranjero para salvarnos una y otra vez y se van cuando quieren, no; no vamos a tener ninguna posibilidad de manejar, como tantos años el petróleo, porque ya lo entregaron, ya no lo tienen, ya ni las gasolinas tienen.

¿Qué es lo que tiene que hacer?

Pues quitarse esas telarañas y actuar a favor de México, tomar decisiones a favor de México; cuidar que este país tenga lo suficiente para recibir a los mexicanos que vienen, no esperar a que los tratemos bien y les demos un consejo y una carta de felicitación.

No, no van a poderlo sostener, no van a poder ni siquiera atender a los que ay están en la desocupación, el 60 por ciento del país en situación de informalidad, las empresas ya desaparecidas.

Si no cambian el rumbo, si no dejan de estar quedando bien ahí con los señores en esa actitud que ellos tienen, majadera, violenta, si no paramos eso, si no empezamos a trabajar hoy va a ser peor, mucho peor.

No vamos a poderles dar empleo a los que vengan si no hay recursos.

No les vamos a poder dar empleo a los mexicanos si no suben los salarios.

No podemos seguir en ese esquema señor Secretario.

Y lo que ustedes están haciendo es seguir mansamente, con un gran cuidado diplomático, con unos barbajanes que se han burlado de ustedes, que han agredido al Presidente, que nos han amenazado con una invasión o intervención del ejército americano y vamos a llevarlo todo con un gran cuidado.

Ese no es el camino, tienen que cambiar el modelo económico que nos ha arruinado y no esperar a que se nos planten enfrente y ya no tengamos nada que hacer.

Esa es, señor Secretario, la opinión de la Nación, ¿eh? Esa la opinión de los mexicanos, no están contentos con esta actitud, para nada, ¡para nada!

Empiecen a trabajar, empiecen a cambiar, empiecen a trabajar para la mayoría de los mexicanos que no lo han hecho en décadas.

Es lo que necesitamos; no discursos, no viajes aquí; hay que ir a China. Dicen, a China, tenemos un déficit de 70 mil millones de dólares con China, porque triangulan y es lo que está haciendo Trump, acabar con la triangulación.

¿Nos vamos a Asia? En Asia tenemos el peor desfalco, la peor situación de descontrol y de desequilibrio. La propia China está ya viendo a su mercado interior.

Cambien el modelo, está fracasado, no sigan arrastrando los pies.

México exige acción ya y pronto.

Muchas gracias señor Presidente.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Gracias don Manuel Bartlett.

Tiene el uso de la palabra el senador Gerardo Flores.

SENADOR JUAN GERARDO FLORES RAMÍREZ: Muchas gracias señor Presidente.

Con su venia.

A nombre del Grupo Parlamentario del Partido Verde expreso a usted, señor Canciller, una cordial bienvenida a este Recinto Legislativo, sede de la Cámara Alta de nuestra Nación.

Su presencia hoy en el Senado de la República es quizá la más significativa en muchos años, si no es que en décadas, de todas las asistencias de cancilleres a exponer ante el Senado aspectos de la política exterior de nuestro país.

No puedo dejar de reconocer que su presencia hoy aquí parte de una propuesta de usted para reunirse con las senadoras y senadores de esta Sexagésima Tercera Legislatura, que ha mostrado total disposición y apertura para reunirse con los miembros de la Junta de Coordinación Política, siempre con un enfoque constructivo con este Senado de la República.

Ya hemos escuchado y leído ampliamente la postura de la nueva administración en los Estados Unidos en materia de migración, del papel de los migrantes en ese país y la muy reprobable idea de que los problemas de inseguridad que padece la sociedad de ese país, son provocados por los migrantes y que eso se solucionará de manera definitiva con la construcción de un muro que separa a ambas naciones, con la construcción de un muro que nos aleje como pueblos, como si las malas actitudes se importaran o se contagiaran por contacto físico.

La semana pasada todos los grupos parlamentarios expresamos en esta Tribuna nuestra preocupación y rechazo al nuevo enfoque adoptado por la Casa Blanca en materia de deportaciones.

Ya lo he dicho aquí y todos lo hemos expresado en distintas oportunidades:

Está claro que todos estamos en contra de la construcción del muro, de esa obra que representa un homenaje a la ignorancia, de esa obra que alude a las peores formas de convivencia entre pueblos o naciones.

Desde luego, que también hemos expresado que estamos en contra de que se pretenda cobrar un solo peso a los mexicanos, a México o a los mexicanos, por esa estupidez.

En materia de comercio exterior, la postura de la administración Trump es muy clara, en su estrechez de miras, en su miopía.

La vía de solución a los problemas de empleo que aquejan a ciertas regiones de esa nación es el proteccionismo, es encarecer las importaciones, es castigar a las empresas que han elegido hacer más eficientes las cadenas productivas.

La administración Trump ha elegido identificar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, como una fuente central de los males que los aquejan y más reciente hemos conocido que ya analizan la forma de evitar o dar la vuelta a los mecanismos de solución de disputas, en el marco de la Organización Mundial de Comercio, la OMC.

Se trata de una visión carente de rigor, oportunista, que parte de un análisis superfluo de lo que representa el libre comercio para el bienestar de una población.

Otro rubro en el que la Casa Blanca ha hecho menciones preocupantes es la cuestión del tráfico de drogas hacia el mercado de los Estados Unidos.  Parten del supuesto de que el consumo de drogas ocurre sólo porque la droga cruza de México a Estados Unidos.

Es un enfoque que ignora deliberadamente el fracaso expreso de los gobiernos de ese país para controlar el problema del consumo y las adicciones; que ignora que para que ese comercio ocurra en Estados Unidos, es porque en esa nación también hay corrupción; es un enfoque que ignora deliberadamente el pernicioso efecto del régimen tan laxo para la venta de armas en Estados Unidos, que pretende ignorar el daño que el tráfico de armas provenientes de ese país provoca en nuestro querido México.

Se trata de posiciones unilaterales que ni siquiera tienen el consenso de todos los sectores o segmentos de la sociedad en Estados Unidos. Ahí está el bochornoso episodio cuando anunciaron que pretendían financiar la construcción del muro con la fijación de un arancel a las importaciones provenientes de México; anuncio que de inmediato provocó reacciones negativas en aquel país y que provocó de inmediato un desmentido sobre esa pretensión.

En fin, ejemplos de la falta de rigor para plantear las políticas, las distintas cuestiones, hay ya varios.

Hay una clara actitud para no querer reconocer que la tasa de migración neta de mexicanos a Estados Unidos se encuentra en su nivel más bajo en los últimos 40 años; el no querer reconocer lo que representan las exportaciones de México hacia Estados Unidos en términos de integración de producción proveniente del propio Estados Unidos; en no querer reconocer lo que México representa para la producción y empleo de muchos estados de la Unión Americana.

Por ello, señor Canciller, el desafío que usted y todo el equipo de funcionarios del Gobierno de México enfrentan en aras de sostener un diálogo serio, documentado y sin la presión del tiempo, con los diversos actores del gobierno de los Estados Unidos, es de enorme proporción.

Esta prospectiva exige de usted y de todo el equipo de funcionarios que participan ya en esta dinámica que enfrenta la relación bilateral: determinación, temple, información y cabeza fría.

Desde el Partido Verde le hacemos una atenta invitación para que no permita que México, los mexicanos y lo que representamos, siga siendo objeto de desplantes frívolos por parte de la Casa Blanca; para que no ceda ni un centímetro en todos los espacios que México y los mexicanos hemos ganado con enorme esfuerzo y sacrificios en el concierto mundial de naciones; que no permita que se destruyan o se den pasos atrás en los distintos andamiajes legales o institucionales que México ha contribuido a construir a nivel internacional.

Estoy seguro de que todas las fuerzas políticas representadas en este Senado de la República, coincidimos en pedirle que en el diálogo con Estados Unidos se exija respeto a México y los mexicanos; en pedirle que se exija un trato digno a nuestros connacionales, que se exija sean tratados con pleno respeto a sus derechos humanos.

Igualmente estoy convencido de que todos coincidimos en que se debe exigir un reconocimiento sobre lo que verdaderamente representan los mexicanos para la sociedad americana, en términos de contribuciones a los ingresos de los distintos niveles de gobierno y a la producción.

No puedo dejar de concluir que en este desafío que hoy enfrenta la relación bilateral México-Estados Unidos, el Senado de la República jugará un papel fundamental; por ello, celebro la propuesta para trabajar en equipo que hizo hace un momento en esta Tribuna, señor Canciller. Le pido que mantengamos este nivel de diálogo que lo ha caracterizado.

Termino diciendo que no comparto esas recetas que retoman políticas setenteras que tanto daño hicieron a México y a los mexicanos, que tanto daño provocaron, que nos costó muchos años salir de ese problema.

Tampoco acepto que se diga que la Cancillería ha actuado mansamente frente a los funcionarios de Estados Unidos, porque lo expresado por el Canciller en esta Tribuna, lo acredita de manera puntual en distintos aspectos.

Desde el Grupo Parlamentario del Partido Verde, le expresamos al presidente Enrique Peña Nieto, a usted señor Canciller, y a todos los funcionarios que intervienen en este esfuerzo, nuestro absoluto respaldo.

Es cuanto, senador Presidente.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Muchas gracias, senador Gerardo Flores.

Tiene el uso de la palabra la senadora Dolores Padierna.

SENADORA DOLORES PADIERNA LUNA: Con su venia, presidente. Señor Secretario; compañeras, compañeros.

Carlos Salinas de Gortari, ideólogo de los últimos gobiernos que hemos tenido, aceptó en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio un modelo de libre tránsito para las mercancías, pero no para las personas.

Y en esa rendición histórica está una de las claves de la debilidad actual de nuestro país en la negociación con un gobierno, el de Estados Unidos que oscila entre el racismo y el proteccionismo.

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha puesto lo suyo, al ir de tumbo en tumbo, de silencio en silencio, de omisión en omisión frente a la administración de Donald Trump.

El Presidente habla de fortalecer el papel de México en el mundo y multiplicar nuestras buenas relaciones con otros países, pero los hechos sin embargo caminan en sentido contrario.

En uno de los momentos más difíciles del conflicto, Peña Nieto decidió cancelar su asistencia a la CELAC, como si temiera que el respaldo de países hermanos fuera a enojar al poderoso del norte.

No ha acudido a ningún organismo internacional para hacer valer los intereses de México. No ha acudido a ninguno de los arbitrajes internacionales. No hay una política exterior estratégica ante las órdenes ejecutivas unilaterales antimexicanas y observamos una constante declaración pero inacción ante una auténtica catástrofe humanitaria.

Desde el Tratado de Libre Comercio hasta ahora, la clave del fracaso es la sumisión; la manera en que los gobiernos de Salinas a la fecha decidieron que México podría logar su desarrollo si se sometía de manera absoluta a la agenda y los intereses de Estados Unidos.

Toda la estrategia de seguridad, por ejemplo, se subordinó a la agenda de la guerra contra el narcotráfico; lo mismo que las políticas en materia de energía que nos han llevado a una peligrosa dependencia con Estados Unidos de las gasolinas o el gas que nos vende, aunque sigamos siendo un país productor de petróleo.

México pone la mano de obra barata y Estados Unidos los deportados.

México pone los muertos y los desaparecidos y Estados Unidos los ejércitos de consumidores de drogas y las armas.

Esa relación debe cambiar. En el tránsito que puede ser traumático por la llegada de un fascista a la presidencia de Estados Unidos, nuestro país debe de estar preparados para todos los escenarios; los malos, los peores y los de Trump.

Confiar en un súbito pragmatismo que de pronto iluminará al empoderado es iluso. Y resulta también arriesgado, como proponen a algunos, apostar a eventuales divisiones en el gabinete estadounidense.

La beligerancia del gobierno de Donald Trump contra México ha ido en acenso. Las directivas de la Secretaría de Seguridad Interior de Estados Unidos propone la deportación masiva de migrantes sin papeles; no importa su nacionalidad, ni si están en la frontera o en el interior del vecino país. En pocas palabras, Trump ha borrado de un plumazo incluso la propia legislación de su país al negar a las personas que busca deportar la posibilidad de defensa legal al borrar las regulaciones que permitían a los migrantes defender sus casos.

Ahora no importará cuánto tiempo lleven en el país ni si tienen hijos nacidos allá. El universo de los deportables se ha ampliado y los agentes encargados de destruir futuros y familias cuentan ahora con un inmenso poder discrecional para decidir a quién echan de los Estados Unidos.

¿Podemos creer, señor Secretario, cualquiera de las promesas o posturas que vinieron a plantear aquí Rex Tillerson, secretario de Estado, o John Kelly, el secretario de Seguridad Interior?

¿Podemos creerles si unas horas antes de reunirse con sus contrapartes mexicanas dinamitaron toda posibilidad de acuerdo en materia migratoria?

Kelly, el mismo que firma las órdenes que separarán a millones de familias, que abrirán la puerta a las deportaciones masivas, viene a acá a hablar de cooperación, de buena vecindad.

Pero mientras eso ocurría en México, Trump hablaba de que las deportaciones serán una operación militar, se ha percatado de la táctica de la zanahoria y el garrote que está empleando contra el gobierno mexicano.

Como el presidente de los Estados Unidos dice una cosa o dice otra, como se contradice a cada momento, es hora de mejor ver los hechos.

Los hechos, señor Secretario, nos dice que no es posible que Donald Trump sea amigo de México y espero que usted nos responda si sus esfuerzos como responsable de la política exterior de nuestro país parten de esa premisa o no.

Sin esperar las acciones de este gobierno, la sociedad se organiza a lo largo y ancho de ambos países para resistir las que se prevén continuas embestidas cargadas de racismo y xenofobia, de odio a los migrantes y al vecino del sur.

Se trata de la defensa de millones de personas de origen mexicano que viven en os Estados Unidos. Más de la mitad de los estadounidenses reconocen que su nación fue forjada por inmigrantes y que sus aportaciones son vitales para la riqueza material y cultural, la mayoría y ahí es donde nosotros como país debemos construir nuestras alianzas, se inclina por los valores de respeto, tolerancia e inclusión.

Este día, hoy, Donald Trump comparece en el Capitolio ante el congreso de su país. Se espera que entre los anuncios haya algunos que afectan directamente a México. Es el caso de su plan fiscal que podría contener un impuesto fronterizo que dañaría de inmediato las exportaciones mexicanas.

Es también el caso de su promesa de reducir impuestos a las empresas, lo que podría inhibir las inversiones estadounidenses en nuestro país.

Es de reconocerse que en respuesta el gobierno mexicano haya dejado claro en nuestro país que sólo se recibiría a los deportados mexicanos.

Es un caso claro inicial. Falta mucho, las deportaciones y otros actos inamistosos del vecino deben tener una respuesta que vaya mucho más allá de las meras declaraciones.

Donald Trump pretende aplicarnos un apartheid con su ominoso muro. Nosotros decimos no al muro, porque es un acto hostil contra México y porque viola el derecho internacional.

Si comienza la construcción del muro o incluso antes, debemos suspender la colaboración con Estados Unidos en materia migratoria, en nuestra frontera sur y a lo largo de nuestro territorio, una colaboración que por cierto le ha ganado a México el vergonzoso título de deportador en jefe, porque ahora sacamos del país más ciudadanos centroamericanos que los que Estados Unidos deporta, incluyendo a los menores de edad no acompañados.

Dadas las continuas agresiones del gobierno de Estados Unidos no podemos sostener la presencia de agentes migratorios del vecino del norte en nuestra frontera sur.

Con ese trato que hemos recibido, Secretario, le pregunto: ¿debemos seguir permitiendo la presencia de agentes aduanales o de emisarios de la DEA en nuestras estaciones migratorias?

¿Debemos permitir que sigan aquí y estén armados?

Respeto mutuo y buena voluntad, se dice, con una retórica quizá útil en situaciones de normalidad, que resulta incluso ridícula en el escenario de las agresiones permanentes que estamos viviendo, mientras el gobierno de Estados Unidos aprieta tuercas, mientras se multiplican los terribles dramas humanos que implican las deportaciones, el gobierno responde con frases hechas, no con un lenguaje de la diplomacia sino con el de la renuncia a la defensa de los más elementales principios de una nación que se pretende soberana.

La llegada de Trump implica un nuevo tablero en la relación bilateral. No se puede seguir diciendo como señaladamente hicieron el gobierno de Felipe Calderón y el actual, que la Reforma Migratoria de Estados Unidos es un asunto doméstico de ese país.

En este tema, como la relación comercial y la seguridad, los gobiernos de los últimos sexenios, incluyendo al actual, han optado por subordinarse a la agenda de intereses de Estados Unidos.

Trump alimenta el miedo de su población con la engañifa de que la migración está indisolublemente ligada al terrorismo y otras formas de crimen internacional.

Mentiroso contumaz, enfoca sus baterías contra México y presenta al muro como la solución final.

Olvida convenientemente que desde los atentados en Nueva York, en 2001, no ha ocurrido ni un solo incidente terrorista de importancia en la frontera con México.

Las nuevas directrices estadounidenses suponen el inicio de una verdadera guerra contra los migrantes.

La persecución, si nos atenemos a esos documentos, será masiva, absolutamente discrecional, sin leyes ni reglas.

En los memorandos referidos se ordena la ampliación del llamado programa a comunidades seguras que durante la administración de Obama se convirtió en el principal instrumento de las deportaciones.

La colaboración con México ha permitido a Estados Unidos fortalecer su seguridad nacional.

Desde aquí se han desarticulado planes de atentados e infiltraciones de enemigos de Estados Unidos.

Esa colaboración es una carta fuerte en la negociación.

En esencia, porque ha resultado indispensable para Estados Unidos y porque el apoyo que ese país entregaba a México para la absurda guerra contra el narcotráfico en el marco de la Iniciativa Mérida, ha sido francamente marginal.

Es en la seguridad donde tenemos un nicho de oportunidad para negociar con el beligerante vecino.

La negociación en este rubro, debe ser ocasión para diseñar la colaboración poniendo por delante el respeto pleno a nuestra soberanía y rechazando por supuesto la presencia militar estadounidense en nuestro país.

En ese sentido, las labores de inteligencia, el flujo de información bilateral para combatir redes delincuenciales y lavado de dinero, son una fuerte carta de negociación.

Termino.

Señor Secretario.

Senadoras.

Senadores:

En el debate público de estos días hay un argumento que se usa con insistencia.

El Gobierno de México, se dice, debe dar prioridad al uso de las mejores herramientas y la búsqueda de las mejores vías para tener una buena relación con Donald Trump.

Tantos años de subordinación han nublado muchas mentes.

No, senadoras y senadores; no, señor Secretario.

El Gobierno de México debe tener una sola prioridad: defender a los mexicanos aquí en México y en el territorio de Estados Unidos. Lo demás, son frases para ganar un pleito pequeño en Twitter.

Muchas gracias.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Muchas gracias a usted senadora Dolores Padierna Luna.

Tiene el uso de la palabra la senadora Gabriela Cuevas Barrón.

SENADORA GABRIELA CUEVAS BARRÓN: Con su venia Presidente.

Compañeras y compañeros senadores.

Señor Secretario de Relaciones Exteriores: bienvenido al Senado de la República.

Nuestro país ha sido utilizado como piñata electoral.

Nuestra gente ha sido etiquetada como criminales o violadores.

El respeto indispensable a sus derechos humanos, hoy es cuestionado en decretos presidenciales. El salario de nuestros connacionales y con el que subsisten 1.6 millones de hogares mexicanos, se ve amenazado.

Nuestra frontera empezará a verse como aquella de la Alemania comunista, a nuestros productos y empleos se les responsabiliza de la falta de competitividad; sin embargo, cada minuto México y Estados Unidos intercambiamos 1 millón de dólares.

Todo esto en el mismo lugar: nuestro vecino en el norte, aquel con el que presumíamos llevar una relación ejemplar.

Nos sentimos indignados, señor Secretario, entendemos las voces que exigen dar la espalda a los Estados Unidos, pero no podemos hacer nuestras esas voces. Por el contrario, ahora con mayor fuerza que en cualquier otro momento en las últimas décadas, exigiremos resultados a la diplomacia mexicana.

Mientras 35 millones de personas de origen mexicano vivan de aquel lado de la frontera; mientras 2.7 millones de empleos en nuestro país dependan del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; mientras 5.8 millones de mexicanos dependan del envío de remesas, cada una de esas historias nos demanda una solución.

Sabemos que la relación entre México y Estados Unidos es profundamente asimétrica. Para nosotros, el 28 por ciento del Producto Interno Bruto depende de la relación que llevemos con los Estados Unidos. Para ellos, es apenas del 1.3 por ciento.

Sabemos también que la negociación no será fácil y la coyuntura dista de ser la idónea para subir todos los temas a la misma mesa de negociación.

Sin embargo, señor Secretario, haré algunas precisiones porque no ha sido únicamente Donald Trump lo que ahora tiene a México y a los mexicanos en esta crítica circunstancia.

La actual administración carece de una política exterior de Estado. Durante cuatro años analizamos una política exterior de la que el Senado de la República nunca formó parte. Esta administración se conformó con una política exterior del Gobierno Federal, nada más; perdieron la oportunidad de sumar voces, talentos, esfuerzos.

En cuatro años de gobierno, en este mismo recinto han rendido protesta cuatro embajadores de México ante los Estados Unidos, siete meses llegó a estar acéfala nuestra Embajada, claramente la relación política y comercial bilateral más relevante no fue una prioridad.

Hace apenas cuatro años se discutía en el Congreso estadounidense una reforma migratoria integral, que podría haber regularizado la situación de 6 millones de connacionales. El Gobierno de México, lejos de cabildear o impulsar esta reforma, directa o indirectamente a través de aliados, tanto Republicanos como Demócratas; se limitó a responder que se trataba de un asunto de política interna y a nuestro país no le tocaba intervenir.

La última vez que se aprobó una reforma migratoria en los Estados Unidos fue en 1986, aun así, este gobierno dejó pasar la oportunidad.

Señor Secretario:

Durante el periodo comprendido entre 2008 y el 19 de enero de este año, el Instituto Nacional de Migración contabilizó cerca de 2.8 millones de deportaciones de Estados Unidos a México. El Gobierno de la República no alzó la voz, tampoco fue a recibir a nuestros repatriados al aeropuerto; ni siquiera aprendimos la lección para instrumentar políticas de retorno a las comunidades.

Nos enteramos también de tareas de espionaje al más alto nivel y sólo se escuchó silencio.

Ahora y con toda razón, nos alarman las violaciones al debido proceso en Estados Unidos, pero no hemos vuelto a saber noticia alguna sobre los casos correspondientes al Fallo Avena.

Tampoco ha habido seguimiento a los casos de las 75 víctimas que perdieron la vida en incidentes en los que participaron oficiales de Estados Unidos de 2006 a 2015, de los cuales 26 perdieron la vida a manos de la Patrulla Fronteriza. No hubo consecuencias legales en 51 de estos casos y 16 aún están por resolver.

Durante los últimos dos años hemos escuchado insulto tras insulto contra nuestro país y contra nuestros hermanos, y el Gobierno de México prefirió de nuevo la fácil salida, argumentando que eran asuntos de política interna estadounidense.

Tristemente hoy podemos decir que sufrimos las consecuencias de un Presidente en los Estados Unidos lleno de odio y de rabia contra México y contra los mexicanos; pero también pedimos un análisis serio al Gobierno de la República para que entonces no seamos víctimas una vez más de sus omisiones.

El gobierno no hizo las tareas que debió hacer.

El tiempo apremia, Secretario. Es urgente enderezar la relación con Estados Unidos, al menos en lo que algún día deje de ser un sueño la multicitada diversificación comercial, y también por si algún día logramos ofrecer mejores condiciones de vida a nuestros connacionales para que regresen por voluntad propia.

Desde la bancada de Acción Nacional presentamos diez propuestas:

Una verdadera política exterior de Estado.

El Presidente de la República y usted han mencionado esta intención, pero poco ha cambiado.

¿Cómo podemos elaborar una política exterior de Estado si conocemos más información y con mayor dinamismo por medio de filtraciones que pone elemental diálogo entre poderes?

¿Qué esperamos? Comunicación constante, rendición de cuentas frecuente y sustantiva, construcción conjunta de decisiones. En síntesis, republicanismo básico. Cumplimiento al mandato constitucional, respeto a las atribuciones de este Senado de la República.

Una diplomacia pública audaz, estratégica, coordinada y evaluada.

Debemos ampliar los canales de la diplomacia tradicional. La Secretaría de Relaciones Exteriores por supuesto debe conducir esa estrategia, pero no son suficientes las voces gubernamentales.

Necesitamos que se escuchen las historias exitosas de millones de mexicanos al otro lado de la frontera; estudiantes, investigadores, artistas, médicos, campesinos, financieros, obreros, políticos, empresarios, todos ellos con un profundo amor a México.

Aquí estamos las y los senadores preparados para seguir trabajando por nuestro país.

Están también los gobernadores y alcaldes, los diputados federales y locales. Que no se quede solamente en redes sociales o en las calles el llamado a la unidad nacional; que nos una el propósito, que nos una la acción.

Protección a nuestros connacionales.

Es urgente la aplicación de los mil millones de pesos gestionados por el Senado para reforzar la protección consular, la protección de las remesas, del patrimonio de los mexicanos en el exterior, y más importante de la unidad familiar, para evitar que una frontera siga separando a los padres de sus hijos.

Desde Acción Nacional decimos no al muro en la frontera. No a la cicatriz que divide al corazón de millones de familias.

En cuanto al Tratado de Libre Comercio América del Norte, pedimos un proceso transparente, acompañado de información sobre el proceso.

Desde el Senado esperamos acompañamiento, rendición de cuentas, representación y visión de presente y futuro. Y precisamente, Secretario, la construcción de una política exterior de Estado encuentra un ejemplo elocuente en la negociación de tratados.

El Senado de la República debe acompañar las negociaciones, no únicamente estar esperando los informes.

Revisemos la cooperación migratoria con los Estados Unidos.

México no puede mantener el doble discurso migratorio. Mientras reclamamos derechos humanos al norte, aumentamos deportaciones al sur.

Tan sólo en el año 2015, deportamos 131 por ciento más centroamericanos que los Estados Unidos.

Revisemos la cooperación en seguridad con Estados Unidos y nuestra política de drogas.

Estados Unidos nos necesita para cuidar su seguridad. México paga las consecuencias del consumo, de la disposición de armas, de los flujos de dinero sin control.

Hagamos la tarea pendiente en casa.

Si bien debemos continuar abriendo puertas a nuestras exportaciones e inversiones con el mundo, debemos reconocer que la diversificación real es una tarea de política exterior e interior.

Apostemos por la planeación y el desarrollo de México, de sus industrias y de sus empleos.

Defendamos nuestra soberanía.

México no debe aceptar o consentir de forma alguna la aplicación extraterritorial que pretende Donald Trump en sus decretos.

Las decisiones de México pertenecen únicamente a las mexicanas y los mexicanos.

   10. Defendamos los derechos humanos en todas las instancias.

Secretario:

Cuenta con nuestro apoyo y respaldo para acudir a la Organización de las Naciones Unidas y a toda instancia multilateral, para llevar todos y cada uno de los casos de violaciones a los derechos humanos.

Señor Secretario:

Para Acción Nacional no caben los cálculos mezquinos en la definición de la política exterior mexicana. Queremos que su gestión sea exitosa. México necesita que su gestión sea exitosa y rinda buenos resultados.

Estamos listos para trabajar unidos, estamos listos para defender a México y a los mexicanos.

Es cuanto.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Muchas gracias senadora Gabriela Cuevas Barrón.

Tiene uso de la palabra la senadora Marcela Guerra Castillo, para terminar con los posicionamientos de los grupos parlamentarios.

SENADORA MARCELA GUERRA CASTILLO: Con el permiso de la Presidencia, compañeras y compañeros senadores, a nombre de mis compañeras y compañeros le damos la más cordial bienvenida al secretario doctor Luis Videgaray Saso; sea usted siempre bienvenido a este Senado de la República.

En el grupo Parlamentario del PRI respaldamos la confianza que el Presidente de la República ha puesto en su persona, al encomendarle la ejecución de nuestra política exterior en esta coyuntura tan compleja para nuestro país y para el mundo.

Hoy el sistema internacional vive, en efecto, un momento de transformaciones aceleradas y sin precedentes. Hay retos y rigores, sobre todo a la estabilidad económica, al desarrollo, al medioambiente, a la paz, a la seguridad e incluso a la democracia.

Para México el panorama es especialmente complicado por la llegada del nuevo gobierno a Estados Unidos, nuestro vecino y bueno, quiero creer que todavía nuestro principal socio.

No sobra recordar la magnitud de nuestros desafíos ante la elección de Donald Trump al estar México tan estrechamente vinculado en la economía y en la sociedad estadounidense.

Cualquier cambio en el vecino del norte tiene repercusiones importantes en México. Conocemos bien las implicaciones más evidentes que podrían tener las posiciones abiertamente hostiles a México y los mexicanos, que se expresaron durante toda la campaña presidencial y que no han desaparecido del discurso público de Estados Unidos.

Hay amenazas de deportaciones masivas, de violaciones a los derechos fundamentales de nuestros migrantes; dificultades al libre comercio y al flujo de remesas, por no hablar de la ofensiva propuesta de hacer que nuestro gobierno pague por un muro fronterizo, el cual contundentemente rechazamos.

Al lado de estas, también nos enfrentamos a otras posibles consecuencias menos visibles y menos inmediatas, pero igualmente peligrosas, como el aumento de la incertidumbre financiera, la disminución del turismo, la inversión extranjera directa y el entorpecimiento de los flujos comerciales fronterizos y posiblemente un menor crecimiento económico, con todas las consecuencias que pueden derivar de ello.

Ante este panorama México necesita una política exterior clara, firme y decidida. Debemos negociar con una estrategia bien definida que vele siempre por el interés superior de los mexicanos, sin otorgar concesión alguna en nuestra dignidad y en nuestros valores.

Por lo anterior, el Grupo Parlamentario del PRI está de acuerdo en que el gobierno de la República esté dispuesto a emprender una negociación integral con los Estados Unidos.

Señor Canciller:

Reconocemos el despliegue de una posición de diálogo firme de nuestro gobierno con Estados Unidos, al manifestar con claridad que tenemos límites en las negociaciones.

No obstante lo anterior, los mexicanos necesitamos saber a dónde habremos de llegar en esta negociación y cómo se va a abordar el proceso de la misma.

La relación bilateral con Estados Unidos es tan compleja, tan multifacética, que necesitamos que el gobierno explique con detenimiento y con claridad qué temas pondrá sobre la mesa, cuáles no serán abordados y cuáles le convienen a México y cuáles no le convienen a México.

Pero por supuesto, cuáles serán los límites que pondremos los mexicanos y México en la negociación.

Por lo anterior, es necesario contar con un diagnóstico claro de las fortalezas y debilidad de nuestro país en la negociación.

Le hago saber, señor Canciller, que en breve el Senado de la República está convocando a un amplio e incluyente diálogo nacional para conocer, desde todas las perspectivas posibles, las implicaciones políticas, sociales, ambientales, culturales, económicas, de la construcción del muro en la frontera.

Estarán contemplados de manera particular en esta conversación nacional los actores más relevantes en la frontera norte.

De este ejercicio habrán de salir conclusiones, propuestas, recomendaciones y estrategias, por qué no, que estaremos compartiendo en todo momento con usted y con todo el cuerpo de la Cancillería.

En el mismo sentido, señor Secretario, desde el Senado de la República, lo exhortamos a mantenernos informados e informadas sobre los ejes de avances y formatos de las negociaciones a emprender.

Apoyaremos todas las negociaciones que se realicen de manera abierta y transparente, con la participación activa del Senado, de manera institucional.

México, México tiene un compromiso irrenunciable con sus ciudadanos dentro y fuera de nuestro territorio.

En la negociación con Estados Unidos, la prioridad absoluta debe de ser en todo momento proteger a los mexicanos en el exterior, defender sus derechos, su buen nombre, su dignidad, sus contribuciones, su patrimonio y su potencial.

Cada abuso, cada ofensa o vejación a nuestros paisanos, es un golpe a todo el país y un fallo al Estado Mexicano.

Lo conminamos a que en cualquier conversación con el gobierno estadounidense les haga ver que no vamos a tolerar ningún agravio ni ninguna imposición.

Por lo anterior, necesitamos que los consulados ejerzan los recursos extraordinarios que les han sido asignados para la defensoría de los mexicanos y que en las campañas informativas sobre los derechos de los mexicanos sean reforzadas y tengan mayor difusión.

Necesitamos mantenernos cerca de nuestras comunidades. No podemos fallarles.

Hoy, más que nunca, las y los mexicanos en Estados Unidos tienen que saber que nuestro gobierno los protege, los acompaña, los defiende y eso sólo será posible con la red consular más fuerte, mejor preparada y con más capacidad de acción.

Coincidimos que México tiene los organismos y mecanismos multilaterales, como usted bien dijo, un espacio natural para tener presencia internacional y para alzar la voz por mejores causas de la humanidad.

No dudemos, señor Secretario, en utilizarlos. Vayamos a estas instancias cuando detectemos violaciones a los derechos de los mexicanos porque en el Senado de la República usted será acompañado y también va a acompañar cualquier decisión de esta índole.

América del Norte es la región prioritaria en la política exterior mexicana, pero la experiencia nos demuestra que no podemos apuntar solamente a Estados Unidos.

Como alternativa frente a nuestra realidad geopolítica, tenemos la posibilidad de diversificar nuestras relaciones económicas.

Concentrémoslo especialmente en el terreno comercial para reducir nuestra dependencia del vecino del norte y así obtener más fuerza de negociación y mejor protección de nuestros intereses.

Por supuesto, que no será a corto plazo, pero desde ahora tenemos que sentar las bases y dar los primeros pasos.

Ha habido señales muy alentadoras de este gobierno al fomentar el diálogo político, aumentar las relaciones comerciales, las inversiones y el turismo con otras naciones del mundo.

El reordenamiento global nos empuja a buscar nuevos mercados para nuestros productos y atraer inversiones de nuevos socios en el mundo.

Desde siempre por afinidades históricas pero sobre todo por tener una visión común en temas que nos preocupan, como el crecimiento económico, el desarrollo, la prosperidad compartida y nuestra vocación, es la vocación latinoamericana.

América Latina y el Caribe se encuentran en un momento de transformación ahora que el mundo le da la espalda al libre comercio.

La puesta por la Alianza del Pacífico ha sido acertada, como ya se dijo aquí, y este bloque que fomenta la movilidad de personas, de ideas, de bienes y de servicios prospera, y prospera bien y está siendo paradigma de la integración regional.

Con respecto a la Unión Europea y a los países de Asia-Pacífico, coincidimos en definir prioridades que vuelvan tangible el acercamiento con estas partes del mundo.

En Europa reiteramos nuestro compromiso para que el Gobierno de México trabaje de manera decidida en la modernización del Acuerdo Global México-Unión Europea.

En Asia, compartimos la importancia de continuar con las negociaciones para contar con nuevos acuerdos comerciales, bilaterales, todos con un enfoque de beneficio mutuo.

En estos momentos de gran incertidumbre, en estos momentos de cambio mundial, es necesario preservar la unidad nacional y que los tres poderes actuemos de manera concertada.

La diplomacia parlamentaria, entonces, reforzará la consecución de esta estrategia, el Senado de la República con base en sus facultades constitucionales, apoyará estos esfuerzos de concertación y como parte también de la pluralidad democrática.

En esta institución prevalece la democracia, permanece también la diferencia; pero estamos con México, para México y trabajaremos siempre con México.

Concluyo reiterándole, señor Canciller, que en esta tarea que tiene usted, una tarea difícil, no está usted solo: estamos con usted.

Es cuanto.

SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Muchas gracias, senadora Marcela Guerra Castillo.

Con esta intervención hemos dado por terminados los posicionamientos de los grupos parlamentarios.

(SIGUE SEGUNDA PARTE)

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