{audio}2012//feb/2012-02-07/PCNR.mp3{/audio}

 H1B0496Discurso del senador Carlos Navarrete Ruiz, presidente del Instituto Belisario Domínguez, durante la ceremonia conmemorativa del Bicentenario de la Constitución de Cádiz.

Carlos Navarrete Ruiz (CNR). Señoras y señores.

Estimados invitados.

Legisladores, diputados federales, senadores, diputados locales.

Distinguidos invitados que nos acompañan en este importante acto aquí en el Senado de la República.

A nombre del Instituto Belisario Domínguez del Senado saludo la realización de esta importante conmemoración organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México, por el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional y el Museo de las Constituciones de México, así como por el Senado de la República con la participación siempre entusiasta de su comisión de Puntos Constitucionales.

Saludo y le doy la bienvenida, es un gusto siempre para el Senado, para sus órganos de gobierno, recibir tan distinguidos invitados que participarán.

Le doy la bienvenida una vez más, como siempre, con afecto, y con reconocimiento, al doctor José Narro Robles, nuestro querido rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, doctor, gracias por su presencia nuevamente en el Senado.

Al señor Ministro de la Suprema Corte que tuvo que salir con cierta urgencia porque los que son presidentes de órganos del Estado saben que el presidente presiden, y que hay que cuidar el pleno siempre, el presidente González Morfín lo sabe bien, hay que estar al pendiente de esto.

Del senador Juan José Lucas, primer vicepresidente del Senado de España, que nos ha ilustrado de manera muy atractiva las vicisitudes de la promulgación de esta constitución de Cádiz y que nos ha hecho un regalo extraordinario al Senado que tendremos en la vitrina permanentemente.

Y que no sería mala idea, presidente del Senado mexicano, tomar las medidas de la decisión sui géneris de la constitución.

Desde luego saludo a  mi amigo Melquiades Morales, que preside la Comisión de Puntos Constitucionales.

Al senador Raúl Mejía.

A nuestro queridísimo amigo que nos da un enorme gusto que nos visite en el Senado, el doctor Jorge Carpizo, muchas gracias doctor por su presencia aquí.

Y desde luego al presidente del Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación, don Alejandro Luna Ramos, muchas gracias por su presencia.

Y saludo con respeto al presidente del Senado, Don José González Morfín.

Ya se ha dicho aquí, el 19 de marzo de 1812 se promulgó la Constitución de Cádiz, esta primera constitución de corte liberal que sin duda tuvo una enorme influencia directa en la formación de lo que hoy es la nación mexicana.

En esta constitución por primera vez se habló de soberanía nacional, de división de poderes, de derecho de representación, de igualdad de los ciudadanos frente a la ley.

Se omitió, por cierto, toda referencia a los territorios con fueros y se reconocieron los derechos individuales a la educación, la libertad de imprentan, la inviolabilidad del domicilio, a la libertad y a la propiedad.

En suma, definió los rasgos esenciales del Estado moderno de acuerdo a la realidad y aspiraciones de algunas de sus mentes más lúcidas de aquellos momentos.

Tengo aquí el ejemplar de la Constitución Política de la Monarquía española promulgada en Cádiz en 1812, y es destacable sus primeros artículos. El Capítulo Uno De la Nación Española, artículo primero, la nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios, de ambos hemisferios, breve frase, definición contundente, que permitió que en los territorios de la América germinara el deseo de la libertad y de la independencia.

En dos años más vamos a celebrar la promulgación de otra Constitución, la que se generó a partir de lo que aquí se decía en esta primera constitución de 1812, en Apatzingán con el generalísimo Morelos y un puñado de liberales que hicieron un esfuerzo propio por dotar al movimiento insurgente de un texto constitucional.

La Constitución de Cádiz influyó no solamente en España, sino en Portugal, en Nápoles, en Turín, en Moldavia, en Noruega, en Rusia, en Grecia, y desde luego impactó a las colonias españolas en América.

Por ello nosotros, en México, desde las luchas del siglo XIX, también a principios del siglo XX, y en todo el esfuerzo que hemos hecho de reformas a nuestra constitución en el siglo XXI, siempre hemos tenido como punto de referencia lo que pasó en Cádiz en esa época.

Hace apenas unos días se conmemoró un aniversario más de la Constitución de 1917, una constitución que ha definido el rumbo de nuestro país durante todo el siglo XX y lo que va del siglo XXI, y este Senado ha participado, desde el 2006 a la fecha, en diferentes reformas que este Senado ha considerado en sus grupos parlamentarios, en su pluralidad y en su diversidad, importantes.

Hay reformas que ya han dado frutos, hay reformas que están a prueba, hay reformas que adquirirán su mayoría de edad en el proceso electoral que se avecina en julio próximo, será la primera elección presidencial que se lleve a cabo con las reformas que este Senado impulsó en 2007, en 2008, que dotó de facultades al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que le dio nuevas facultades al Instituto Federal Electoral, que dio certidumbre a partidos, a candidatos, a ciudadanos.

Y que hay que decirlo con claridad, este Senado está orgulloso de la reforma electoral que impulsamos contra viento y marea, contra poderes fácticos, que hoy todavía no se resignan a acatar plenamente el texto constitucional.

Pero hay que decirlo con claridad, en la reforma realizada ni un paso atrás, ni un centímetro atrás. Los órganos electorales tienen instrumentos constitucionales para garantizar una elección equitativa, una elección respetuosa que pase la prueba de la democracia, la aceptabilidad de la derrota.

Que quien gane lo haga con legitimidad y ejerza el poder, y quien pierda reconozca que en las reglas del juego constitucionales, y además legales, perdieron también con legitimidad, este paso le falta a nuestra democracia, este elemento es fundamental en la elección del 2012.

Y lo senadores de la República que estamos en nuestro último periodo de sesiones nunca olvidaremos y siempre recordaremos que fuimos capaces de resistir presiones, de resistir descalificaciones, ejercimos nuestra responsabilidad como legisladores, reformamos la Constitución para bien, logramos que la colegisladora nos acompañara en este esfuerzo, los congresos de los estados, más de 16 avalaron nuestra reforma, esta reforma electoral que hoy está vigente y que tendrá su prueba de fuego en julio tiene legalidad, tiene legitimidad, tiene fuerza, y pronto esperamos que dé los resultados que nos propusimos los senadores y diputados que la aprobamos.

Por ello, aprovecho esta oportunidad para decir con claridad que los legisladores del Senado de todos los grupos parlamentarios tenemos plena conciencia de que somos pasajeros, contingentes al transcurrir del tiempo, pero las instituciones pertenecen y experimentan un continuo proceso de renovación y de perfeccionamiento.

Terminamos nuestra legislatura, la segunda, en agosto, nuestro periodo de sesiones en abril, con la satisfacción de haber sido parte de una legislatura que impulsó cambios importantes en el país. Cambios constitucionales, cambios legales, y que contribuyó, sin duda alguna, a esto que en la Constitución de Cádiz ya se apuntaba, a la separación de poderes.

Hoy el Senado es más autónomo que nunca en su historia, hoy el Senado es una cámara integrante del Poder Legislativo que tiene voz propia, peso propio, opiniones propias, que sabe actuar con independencia y autonomía, también con responsabilidad, que abre sus puertas para que se abran importantes debates sobre los temas que el país requiere, por cierto, uno que tenemos ahora, el tema de la laicidad del Estado.

El tema que hoy no solamente está en las comisiones senatoriales sino que está en amplios sectores de la población y que seguramente las comisiones del Senado de la República pronto se abrirán importantes debates para escuchar muchísimas opiniones al respecto.

Por ello no puedo sino celebrar este encuentro y a nuestros amigos de España darles la bienvenida, siempre es un gusto tener a los representantes del Senado español aquí en el Senado de la República Mexicana, y muchas gracias por su presencia y por su acompañamiento.

Gracias.

0-0-0