Palabras del Senador Manlio Fabio Beltrones, Presidente de la Cámara de Senadores, al clausurar la XX Reunión Nacional y IV Congreso Internacional de Magistrados, realizada en el Salón Castillo “A” del Hotel Presidente Intercontinental de la Ciudad de México.

Muy buenas tardes a todas y todos ustedes.

Quiero iniciar esta participación, primero agradeciéndole al señor Magistrado José Manuel Jiménez Illescas, Presidente del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, y a través de él a todos los demás Magistrados, la oportunidad de estar este día en la clausura de un evento, que como bien él lo señala, viene a ser el cumplimiento del 75 Aniversario de un Tribunal que es sumamente importante para la vida democrática y funcional de nuestro país, y que ha demostrado con creces que fue muy bien pensado desde su inicio.

Hoy tenemos también la oportunidad de decir que don Antonio Carrillo Flores, con una visión sumamente innovadora, pensó en una institución de esta naturaleza, que por cierto la imaginación, el talento, la capacidad de innovación, el deseo de cada día ser mejores, tienen hoy a este Tribunal, a la vanguardia, sobre todo de la modernidad.

Por ello saludo al señor presidente del Tribunal, como también lo hago con enorme respeto, con el Magistrado Manuel Hallivis Pelayo y el Magistrado Alfredo Salgado Loyo; al senador Fernando Castro Trenti, que ha estado muy involucrado en las reformas del tribunal. Y a través de todos ellos, insisto, a cada una y uno de ustedes, señores Magistrados.

Señoras y señores:

Es obvio que llegamos a este día de la clausura con muy malas noticias a nivel nacional. Son momentos tristes, delicados, en un escenario que podríamos considerar de pesadilla, donde el miedo se ha apoderado de todos los hogares mexicanos, que viven y han visto la cara más cruel y asesina del crimen organizado.

Y es que la barbarie que hoy hemos visto en México, nos sume en una profunda combinación de dolor, de indignación, de repulsión; de deseos de poner nuevamente la mirada en un país en donde el orden y la justicia sea la que florezca, y que la corrupción y la impunidad sean combatidas hasta sus últimas consecuencias.

Hace un momento a la entrada del recinto, me preguntaban algunos amigos periodistas y me decían: “ya hay declaraciones de carácter político al respecto, de quién tiene la culpa”. Y yo les respondía, porque en eso creo, que cuando hay un crimen en algún lugar y entra por una puerta la política, la justicia sale por la puerta de atrás.

Y empezamos a vivir momentos en los cuales eso sucede, que no andan buscando quién la hizo, sino a ver quién se las paga, y así vamos a seguir perdiendo el tiempo.

Estos son momentos de enorme reflexión y búsqueda de una gran unidad entre los mexicanos, que nos haga identificar al verdadero enemigo de todos. Y que es ese: el crimen y la impunidad.

En estos trágicos momentos, en el que estoy seguro que todos nosotros hemos hecho llegar en pensamiento, oración o el método

que cada quien libremente pueda tener, nuestro más sentido pésame a todas las familias que han sufrido la pérdida de cada uno de sus seres queridos, y que les hacemos llegar con nuestro afecto y solidaridad; también tendríamos que hacérselo llegar a todos los compatriotas, a todos los mexicanos, quienes han visto cómo en Monterrey se encuentran brutalmente confrontados con la muerte y con el crimen.

Familiares a quienes hay que darles todavía muchas más acciones que reflexiones. Hay que decirles a ellos, y creo que lo podemos hacer, es que no están solos.

Monterrey debe ser un llamado para la acción oportuna y unificada de todos y cada uno de nosotros, empezando por los tres niveles de gobierno.

Es una exigencia para que actuemos con mayor colaboración y coordinación, que cada quien asuma su responsabilidad con un país que sufre.

Es que somos mucho pueblo para pensar en una derrota, y sobre todo ante el crimen.

Somos un gran país que ha demostrado su capacidad para superar retos y dificultades por más grandes que parezcan.

Hay que decirles a aquéllos que nos encontramos en diversas ocasiones y que dicen que esto ya no tiene remedio, que sí existen soluciones para todos los problemas, solamente hace falta poner orden y darle rumbo al país.

Creo que un país que bien sabe que, frente a la sin razón y la barbarie, sólo cabe la unidad, la firmeza y la acción; estará seguro que estamos cumpliendo con nuestra obligación, sobre todo si se trata de servidores públicos.

Valga la expresión, creo que son sólo unos cuantos los que nos dejan transitar con libertad por nuestras carreteras, ir con seguridad por algunas de las calles de nuestras ciudades. Son sólo unos cuantos, aquéllos que no permiten que se desarrolle un buen negocio, son sólo unos cuantos que tienen intranquila y con miedo a muchas familias mexicanas.

Son unos cuantos aquéllos que no nos permiten crecer con igualdad, con enorme orgullo como estamos acostumbrados.

Y a ellos hay que decirles que es unidad, firmeza y acción en estas horas de intenso dolor, en la que los mexicanos estamos llamados, más que nunca, a reafirmar nuestra determinación y acabar con la violencia.

Que no haya duda: El crimen nunca podrá conseguir sus objetivos, si nosotros estamos unidos y nos preparamos día a día para ser mejores.

No conseguirá doblegar nuestra enorme fe en un México que cree que el camino de la democracia, aunque parezca difícil, no tiene más que profundizar en la democracia para resolver los problemas que supuestamente nos ha traído ésta misma.

Aquéllos que dicen que la democracia no nos ha dado resultados, y que piensan en voltear hacia atrás, deberíamos decirles que los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, no con menos. Ese es el trabajo que tenemos que hacer, porque solamente esto redoblará nuestra confianza en el futuro de México.

Felicito enormemente al Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa, a su presidente Juan Manuel Jiménez Illescas, a todos y cada uno de ustedes que, a sus amigos senadores y amigas senadoras, en cada visita que nos han hecho para documentar y explicar las razones de los cambios legales para modernizar este instrumento de justicia, hemos aprendido mucho de ustedes.

Hemos aprendido que la audacia tiene que venir siempre acompañada de mucha solidez académica, de experiencia, para que ésta no falle. Para que no genere problemas.

El Tribunal se ha convertido en una vanguardia de un mecanismo de justicia moderna, importante que haya sucedido y podamos honrar estos 75 años de existencia.

No quiero, de ninguna manera, hacer un repaso de lo que ustedes bien han hecho, de lo que más bien han propuesto y lo que nosotros hemos votado porque sabemos que estamos colaborando a tener cada día un Tribunal mejor, más accesible, facilitador del ejercicio de la justicia.

En verdad que, cuando se oyeron voces que decían que no deberíamos incorporar la modernidad, los juicios en línea y otras más, esta propuesta audaz pero responsable, bien documentada en la experiencia, nos está dando los mejores resultados.

Y creo que será un ejemplo --señor Presidente, señores magistrados-- para otros tribunales, que tendrán también que asumir la responsabilidad de dar a México tribunales modernos y confiables.

Felicito y me felicito de haber participado en algo convencido que era lo correcto, que le ha permitido a este Tribunal llegar a un 75 aniversario lleno de orgullo, de pertenencia, y que nos permite a todos comprobar una vez más, que cuando nos lo proponemos lo logramos, y que cuando lo hacemos juntos llegamos más lejos.

Unidos, estoy seguro, no habrá quién pueda doblegar un país que merece mucha paz, tranquilidad y mucho progreso.

Veo aquí a mujeres y hombres que creen en México, que como yo sí creen en México y en la solución de sus problemas, y que están aportando mucho a este país.

Ojalá y este ejemplo nos sirva, sobre todo para caminar cada vez más unidos con un propósito común: resolver los problemas del país y pensar en un México mejor en el futuro.

Sólo unidos lo vamos a lograr.

Pediría a ustedes que se pusieran de pie, a fin de hacer la declaratoria de clausura.

Recordando muy bien el avance de un Tribunal, no nada más moderno sino modernizador, en donde mujeres y hombres se ocupan de darnos cada vez una justicia más firme, rápida y expedita.

Es que hoy, siendo las 14:00 horas del viernes 26 de agosto de 2011, doy por clausurados los trabajos de la Vigésima Reunión Nacional y el 4to Congreso Internacional de Magistrados, en el marco del 75 Aniversario del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa que seguramente verá enriquecidos sus trabajos con estos eventos.

Enhorabuena, para ustedes y buscando una hora buena para el país.

Muchas gracias.

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