Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL


Texto conferencia de prensa ofrecida por el senador del PRD, Luis Sánchez Jiménez.
Luis Sánchez Jiménez (LSJ). (Inaudible) de energía, a las políticas públicas sobre energía en este país.
Como ustedes recuerdan, en la discusión que tuvimos aquí en el Senado en el momento en que fue aprobada la Estrategia Nacional de Energía, se nos decía que era un documento preliminar prácticamente, y que en el Plan Nacional de Desarrollo se establecería con toda precisión cuáles eran las políticas públicas en esta materia.
Es el análisis de este documento en cuanto se refiere a la energía, y encuentro cuestiones altamente preocupantes. Voy a leer muy brevemente lo que dice el Plan Nacional de Desarrollo en la parte del diagnóstico, en la página 78. Nos dices así:
La capacidad del Estado mexicano para detonar nuevos proyectos de inversión en campos no convencionales como los de aguas profundas y los de lutitas, o shales, en inglés, ha sido limitad, y por tanto se requiere un nuevo marco institucional que permita al Estado aumentar su capacidad para producir energía más barata y de manera más eficiente, a fin de asegurar el abasto para la economía. Eso dice en el diagnóstico ese documento.
Después, cuando se está ya en los objetivos, en las estrategias y en las líneas de acción, en la página 137 nos dice lo siguiente la primera línea de acción: promover la modificación del marco institucional para ampliar la capacidad del Estado mexicano – recalco – Estado mexicano, en la exploración y producción de hidrocarburos, incluidos los yacimientos no convencionales como los de lutitas.
¿Pero qué significa esto? Dice así: promoverá la modificación del marco institucional para ampliar la capacidad del Estado Mexicano en la exploración y producción de hidrocarburos, incluidos los yacimientos no convencionales.
¿Qué busca el presidente Enrique Peña Nieto? Es a es la primer pregunta: modificar la Constitución en materia de exploración y producción de hidrocarburos conlleva, por supuesto, la modificación del artículo 27 constitucional, y quiero recordarles que establece este artículo en su párrafo cuarto: Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y de los zócalos submarinos, el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos.
Por supuesto, aquí están incluido los de lutitas.
El párrafo sexto nos dice lo siguiente: el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible. Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o los de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la Ley Reglamentaria respectiva.
Aquí, por supuesto, este párrafo también incluye a los hidrocarburos de lutitas.
Bien, luego entonces, ¿el Presidente de la República pretende cambiar la propiedad nacional del petróleo? Pregunto. O bien, ¿pretende otorgar concesiones? O bien, ¿precedente eliminar la exclusividad del Estado en la explotación de los hidrocarburos?
En cualquiera de los tres casos, su resultado sería incorporar a los particulares al aprovechamiento de la riqueza petrolera del país.
En consecuencia, dado que perdería exclusividad la nación, tendría que modificar también el artículo 28, pues su párrafo cuarto, establece lo siguiente: No constituirán monopolios las funciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las siguientes áreas estratégicas: petróleos y los demás hidrocarburos, petroquímica básica.”
En el cuarto párrafo del artículo 25, nos señala lo siguiente: El sector público tendrá a su cargo, de manera exclusiva, las áreas estratégicas que se señalan en el artículo 28, párrafo cuarto de la Constitución, manteniendo siempre el Gobierno Federal la propiedad y el control sobre los organismos que en su caso se establezcan.
Estos son constitucionales, ambos artículos.
Para ampliar la capacidad del Estado Mexicano en la exploración y producción de hidrocarburos requiere, además, reformar el artículo cuarto de la Ley Reglamentaria de artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, dado que actualmente señala: La Nación llevará a cabo la exploración y la explotación del petróleo por conducto de Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios.
Pero la Nación y Estado, porque he recalcado así, lo que ellos dicen que el Estado mexicano promoverá la modificación del marco institucional para ampliar la capacidad del Estado mexicano, pero la Constitución dice la Nación.
Dice: la Nación llevará a cabo la exploración y la explotación de petróleo. Entonces, Nación y Estado no son conceptos sinónimos e intercambiables y es la Nación la que lleva a cabo la explotación, por medio de Pemex.
Si se quiere aumentar el número de operadores, en todo caso, y de que participe la iniciativa privada, tendrá que hacerse una reforma al artículo 27 Constitucional. En esa hipótesis tendría que abrirse completamente el sector, de lo contrario se favorecería la creación de posiciones dominantes de mercado. Pero el resultado será la pérdida de renta, en su forma de ingresos fiscales.
La pregunta es entonces: ¿si el país puede asumir una disminución de ingresos en un escenario de baja captación fiscal, no petrolera, y de incertidumbre económica? ¿Es capaz el Estado de soportar eso?
Las lutitas, la explotación del shalle gas y el shalle oil, aparecen como el gran mito en este Plan Nacional de Desarrollo de este sexenio en materia de hidrocarburos, como las aguas profundas lo fueron para el sexenio calderonista.
En ambos casos el mito trata de ser utilizado como ariete mediático para abrir a la inversión privada en el sector, bajo el argumento falaz de que Pemex no sabe cómo hacerlo ni tiene los recursos económicos o humanos necesarios, sólo que aquí suma en este Plan Nacional de Desarrollo las aguas profundas.
Si se recuerda, en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 afirmaba que Petróleos Mexicanos carece de la tecnología para desarrollar los recursos prospectivos en aguas ultra profundas y enfrenta restricciones para la explotación de campos en yacimientos fronterizos.
Decían en aquel entonces: De no tomar las medidas requeridas para corregir lo anterior, se enfrentará un deterioro en las finanzas de Petróleos Mexicanos y una disminución en la contribución del sector de hidrocarburos a las finanzas públicas.
Hay que recordar que hubo un gran movilización nacional para impedir que se abriera a la iniciativa privada en este sector de Pemex. Pasaron seis años de eso y la explotación de los yacimientos de aguas profundas aún está lejos, y la contribución de Pemex a las finanzas públicas ha crecido en más de 30 mil millones de dólares.
Aquellos que nos decían que no había dinero, que no había capacidad, bueno, al paso de los años nos damos cuenta que es un mito, como lo estamos diciendo. Ahí hay recursos, ahora todavía hay muchos más recursos de Pemex.
Finalmente, Enrique Peña Nieto está confirmando su vocación privatizadora, no venderá a Pemex pero pretende privatizar la actividad, sin considerar los graves perjuicios que se acarreará a la capacidad económica del Estado mexicano para atender las necesidades de la mayoría de la población.
Por ejemplo, hoy se señala, lo que yo leía hace un rato, en el Plan, en la página 78, con una gran desmemoria, por cierto, que la petroquímica está desintegrada, pero fue el Gobierno de Salinas de Gortari quien desarticuló la petroquímica creando el disparate de petroquímica básica y secundaria, para que los inversionistas privados invirtieran, lo separamos, es un absurdo separar la petroquímica básica en secundaria.
A casi 20 años de la reforma no hay inversión, sólo rezago, y lo mismo ocurrió en gas natural, abrimos la posibilidad de que la iniciativa privada participara en la construcción de ductos y no hay absolutamente nada de inversión, ni en petroquímica secundaria ni en los ductos.
Si hoy vuelven a reformar la ley o la Constitución se profundizará el rezago industrial y se perderá una parte sustancial de los ingresos petroleros.
Una reforma que lleve a romper la integralidad industrial de Pemex, por la pérdida de la petroquímica o de refinación, debilitará totalmente a una institución que sigue siendo una de las principales empresas petroleras del mundo, por supuesto la principal en México en cuanto a recursos para al Estado, y un baluarte para el desarrollo de México.
Lo que se necesita es fortalecer institucionalmente a Pemex, transformarla en una verdadera empresa para que administre los recursos que obtenga, después de pagar los derechos fiscales correspondientes, sin injerencia de la Secretaría de Hacienda, dotándola de un mandato y metas precisas para el desarrollo de las reservas de hidrocarburos, la ampliación de su capacidad industrial y la mejora en precio y calidad de los combustibles que entrega a los consumidores domésticos e industriales.
Hasta el día de hoy ningún presidente de la República, desde la Expropiación Petrolera, había expresado, en un documento oficial, su intención de modificar la Constitución en materia de exploración y producción de hidrocarburos. Hasta hoy ninguno lo había hecho en un documento oficial.
Luego entonces, la última pregunta es: ¿Qué busca el presidente Enrique Peña Nieto en este sentido?
Muchas gracias.
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