Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

* Versión de la intervención de la senadora Gabriela Cuevas Barron, durante la inauguración del evento de conmemoración del Día Internacional del Novruz

Muy buenos días a todas, a todos, nos da mucho gusto hoy tener esta conmemoración tan importante en el Senado de la República, en esta antigua sede, el Palacio de Xicoténcatl.

Excelentísimo embajador Mohammad Taghi Hosseini, embajador de la República Islámica de Irán; excelentísimo señor Zurab Eristavi, embajador de la República Democrática de Georgia en México; excelentísimo embajador Aitzaz Ahmed, embajador de la República Islámica de Pakistán; señor Mammad Talibov, encargado de negocios de la Embajada de la República de Azerbaiyán; Hisham Al Jeborri, encargado de negocios de la Embajada de la República de Irak; señor Fikret Türkes, encargado de negocios de la Embajada de la República de Turquía.

Sean todos ustedes bienvenidos, como les decía, a esta antigua sede del Senado de la República, que hoy es, justamente, el espacio más emblemático para nuestra política exterior, pero también para los eventos de mayor nivel del Senado de la República, incluso me atrevería a decir que, últimamente, también para la ciudad de México.

Aquí, hace apenas unas semanas concluimos los trabajos de la Constitución de la Ciudad de México, una Constitución emblemática por el avance tan amplio que se ha hecho en materia de derechos humanos, en lograr su plena vigencia y, también, por lograr instituciones más sólidas que darán mejor respuesta a los ciudadanos.

Así, en este recinto se han escrito importantes páginas en la historia de México y de la Ciudad de México. 

La celebración que hoy nos congrega aquí, reúne en muchos rincones del planeta a diversos pueblos para festejar la llegada de la primavera. El 21 de marzo marca el equinoccio, la transición de una tierra invernal a una tierra fértil. Nace un nuevo día lleno de posibilidades, un momento para volver a empezar, para reinventarse, para dejar atrás los errores, tomar la fuerza que nos brindan las adversidades y echar nuevas raíces para sembrar tiempos mejores.

El Día Internacional del Novruz es quizá una de las tradiciones más antiguas de la historia. La UNESCO la ha considerado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.  

De procedencia indo-persa, existe desde hace más de tres mil años, con sus simbolismos y fiestas, rescata los más altos valores humanos: la amistad, la hospitalidad, el compartir, la gratitud, el perdón, la renovación, la esperanza y la paz. Asimismo, procura el respeto y la armonía con la naturaleza, celebra la vida.

Cada año, 300 millones de personas alrededor del mundo celebran el Novruz. Hoy, podemos encontrarlas tanto dentro como fuera de sus lugares de origen. Lo que permanece son las costumbres y tradiciones que llevan consigo y se han convertido en parte de la identidad colectiva. 

Muchas regiones comparten el festejo por la llegada de la primavera, en otras, con el tiempo se ha perdido. En Mesoamérica, muchas civilizaciones rendían un profundo culto al equinoccio, los mayas, en su visión cosmológica del mundo, son un vivo ejemplo de ello, sus ciudades, muchas de las cuales permanecen actualmente, fueron construidas en función del movimiento de los astros, que eran considerados dioses.

En Chichen Itzá, uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos de México, cada nueva primavera, un juego de luces y sombras proyecta el cuerpo de la serpiente Kukulkán descendiendo por la pirámide. Algo muy similar ocurre en Teotihuacán, Monte Albán, Palenque, Tulum, Xochicalco, el Tepozteco y Mitla.

La llegada de la primavera o el Novruz nos mueve tanto en lo espiritual como entre naciones. Los valores que promueve esta tradición persa año con año son los valores que más parecen faltar en el mundo. Cuando vemos tendencias proteccionistas, aislacionistas, incluso xenófobas, cuando vemos muros y divisiones, añoramos que la humanidad cultivara con más arraigo el entendimiento, el respeto mutuo, la apreciación de la diversidad y una cultura de paz.

Solamente estas virtudes nos permitirán alcanzar los ideales que abraza la comunidad internacional y que tanto imploran amplias poblaciones que sufren la guerra, la escasez, las formas modernas de la esclavitud y la violencia. Nos permitirán trascender el miedo que despierta el otro, lo ajeno, lo desconocido. Harán posible que, como hoy, países que geográfica, política o culturalmente se encuentran distantes, hoy puedan encontrarse unidos; que nos situemos en torno al diálogo, todos como iguales.

Por eso, aún contracorriente, es necesario seguir apostando por la apertura, el intercambio y la cooperación, eso es algo que México tiene muy claro y por lo que trabajará arduamente ahora, con más y nuevos países.

Nos es muy importante seguir estrechando los vínculos de amistad que caracterizan las relaciones bilaterales con cada uno de sus países. Por todo esto, considero tan relevante celebrar esta valiosa tradición.

Espero que puedan disfrutar de ella como lo harían en casa, orgullosos de su identidad, de sus raíces y de su gente. Por su parte, el Senado de la República se quedará, por tercera ocasión, con el simbolismo de la fuerza que tiene la cultura para unirnos.

Agradezco su presencia en este recinto y le doy la palabra a los representantes de cada país, agradeciéndoles la oportunidad, como siempre, de trabajar juntos, de estrechar los lazos en nuestros países y lograr que, a través de la cultura, logremos un entendimiento cada vez más profundo.

Muchas gracias embajadores, encargados de negocios, muchas gracias a todos. Una vez más, bienvenidos a esta otra casa del Senado de la República.

 

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