Versión de la intervención de la senadora Mariana Gómez del Campo Gurza, en la ceremonia de entrega de reconocimientos del diplomado “El asilo como derecho a la protección internacional”

Buenos días, muchísimas gracias.

Agradezco la presencia de cada uno de los que integran este presídium.

Muy en especial agradezco la presencia del Embajador Miguel Ruiz Cabañas, subsecretario de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Agradezco también la presencia de mis compañeros, porque este diplomado no hubiese sido posible sin el apoyo, sin el esfuerzo de senadores tan comprometidos con el tema de asilo, de migración en sí, como es la senadora Layda Sansores, el senador Zoé Robledo y la senadora Sylvia Martínez.

Junto con ellos, hemos impulsado diversas acciones en este Senado de la República, muchas de ellas pendientes de aprobarse en diversas comisiones; pero desde el día uno hicimos, asumimos el compromiso de que lograríamos que se concretaran.

Y yo espero que en este periodo ordinario podamos ir avanzando.

Saludo a quienes nos siguen a través del Canal del Congreso, muy especialmente agradezco la generosidad de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de sus autoridades. Sin su cooperación no hubiera sido posible impulsar este Diplomado.

Agradezco la participación de quienes cursaron y acreditaron el Diplomado, integrantes de los equipos de los Senadores, de la Silvia Garza Galván, del senador Raúl Morón Orozco, del senador Héctor Larios Córdova, así como de las Comisiones de Gobernación; de Relaciones Exteriores, Asia Pacífico; de Desarrollo Social; de Autosuficiencia Alimentaria; de Asuntos Migratorios; de Relaciones Exteriores América Latina y el Caribe; de Justicia; del Centro Gilberto Bosques; del Centro de Capacitación y Formación, así como del Grupo de Trabajo sobre Política Migratoria.

Los flujos migratorios son inherentes a la humanidad, se han acentuado en los últimos años a raíz de los problemas que enfrentamos en el mundo, como la falta de oportunidades, la inseguridad, la separación de familias y la inestabilidad política.

Lo grave es que frente a la migración, la respuesta no está siendo en la mayoría de la comprensión y la apertura, sino la intolerancia que se traduce en atropellos y violaciones a los derechos humanos.

Es triste pensar que podríamos en algunos países estar muy cerca de vivir una regresión a lo que vivió la sociedad hace más de un siglo, donde ciertos grupos por su color de piel u origen no podían abordar el transporte público, entrar a restaurantes u ocupar ciertos asientos, entre muchos otros hechos que podríamos confirmar.

No obstante, mientras en algunas naciones campea la intransigencia, habemos países que, a pesar de que contamos con tareas pendientes, tenemos muy claro lo que significa la solidaridad internacional.

México ha tenido un rol trascendente en el tema de asilo. Durante los años cuarenta hasta los ochenta, nuestro país abrió sus puertas y los brazos a los españoles, a los chilenos, a los uruguayos, a los brasileños, a los argentinos, a los guatemaltecos, a los hondureños, para acogerlos cuando padecían los estragos de golpes de Estado, dictaduras, guerras civiles, persecuciones o crisis económicas.

 El Senado fue clave en esos momentos y debe seguirlo siendo, pero nuestra apuesta ha sido dar un paso adelante para que la solidaridad y sensibilidad sigan existiendo, pero ahora se vean fortalecidas por la promoción de legislación vanguardista.

Al mismo tiempo que decidimos, quienes estamos aquí, impulsar una serie de reformas en materia de asilo y migración, le entramos seriamente a la capacitación del personal técnico de este Senado de la República y quisimos hacerlo de la mano de una institución tan comprometida y prestigiosa como lo es la UAM y donde además pudiéramos, y eso buscábamos, diseñar un diplomado flexible, en el que participaran expertos e investigadores que son lo mejor de México hoy en día en la materia.

El diplomado nos ha reforzado la visión de la necesidad de proponer un paquete robusto de legislación secundaria al artículo 11 de nuestra Constitución, para que se pueda hacer efectivo el derecho de las personas a solicitar y recibir asilo, para dar certeza jurídica a las miles personas que migran por verse obligadas.

Queremos que puedan hacer efectivo este derecho con la obligación del Estado mexicano de evaluar si otorga o no tal condición, con base en procedimientos ágiles, claramente establecidos y en los que se privilegien los derechos humanos.

Tan es indispensable, que de 2013 a 2015 el número de solicitudes pasó de 1,296 a 3,423; es decir, un crecimiento del 164% en sólo 2 años.

Lo grave es que una de cada tres personas no obtuvo el amparo del Estado mexicano; 668 abandonaron su acción y 361 personas se desistieron.

Por lo que refiere a las solicitudes de refugio en nuestro país, en el 2016 se tenían registradas 3,486, de las cuales a 2,317 se les concluyó un procedimiento, otorgándoles dicha calidad a 1,207, es decir a uno de cada tres; dándoles protección complementaria a 233 y quedando pendientes 165.

Para el tema de menores no acompañados, 95 solicitudes fueron recibidas, reconociendo solo a 48.

Esto puede tener su explicación en una legislación que se traduce en protocolos ineficientes y poco amigables.

Puedo decirles que este diplomado ha sido sumamente fructífero, nos ha ayudado a consolidar el trabajo que hemos venido haciendo; nos abre también nuevas oportunidades.

Es la primera ocasión en la que el Senado de la República realiza un ejercicio académico con implicaciones en la vida legislativa de este tipo, que es incluso ya un referente en América Latina y que, sin duda, vamos a seguir profundizando.

Yo espero que podamos contar con el respaldo de la UAM, para que más adelante podamos impulsar una maestría; sería un gran logro, necesitamos expertos en el tema, necesitamos que los senadores y también los asesores, y toda la gente que se dedica a apoyar a los legisladores todos los días en temas tan sensibles como la migración, el asilo, el refugio, nos ayuden a que cada vez estén más preparados y podamos tener, insisto, legislación más eficiente, legislación más ágil, más eficaz.

Y yo espero que cada uno de los que integra este presídium nos ayude a empujar que podamos darle el impulso, antes de que termine esta Legislatura a una maestría, para que tratemos los temas que se vieron en el diplomado, pero profundizando aún más y logrando traer también a investigadores, a académicos, a nivel internacional, para que nos ayuden a tener la legislación de vanguardia que requiere nuestro país.

Y yo quiero comprometer aquí a los compañeros senadores, al grupo de trabajo sobre política migratoria, que además fue conformado en los primeros meses que comenzamos esta Legislatura, a acelerar toda la legislación que está pendiente en las diversas comisiones, que no se vayan estas iniciativas a la congeladora.

Hicimos un esfuerzo muy importante para visitar nuestras fronteras, para conocer el problema a profundidad, para visitar también los diferentes albergues, estaciones migratorias y creo que sería un excelente momento para poder concluir con nuestro trabajo en este Senado de la República, habiendo aprobado toda la legislación que está pendiente.

Ése es el legado que debemos dejar a las próximas generaciones y yo espero que, de la mano con la Secretaría de Relaciones Exteriores, podamos empujar las iniciativas pendientes.

 

Pues muchas gracias y muchas felicidades a cada uno de los que tomó este diplomado. Gracias.

 

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