Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

* Discurso de la senadora Angélica de la Peña durante la inauguración del Conversatorio sobre Parlamentos con Perspectiva de Género 

Senadora Angélica de la Peña (ADLPG): Muchas gracias senadora Padierna; muchas gracias senador Miguel Barbosa que es además coordinador de mi grupo parlamentario, pus muchas gracias por tu participación que introduce este conversatorio, y por supuesto un saludo afectuoso que nos acompaña la presidenta de la comisión de Igualdad de Género en la Cámara de Diputados; y Dafne Cuevas que forma parte de varias organizaciones, ella tiene una experiencia enorme, entonces, es muy importante que nos acompañe.

Y por supuesto la presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores Organismos No gubernamentales, la senadora Lucero Saldaña, que además de ser secretaria de la comisión de Derechos Humanos, ambas somos secretarias de la comisión de Igualdad de Género, y secretarias de la comisión de la Niñez y secretarias de la comisión contra la Trata; entonces, como ustedes pueden ver, junto con otras compañeras senadoras, somos un equipo que tenemos trabajo interdependiente, porque así es entre varias comisiones, lo que nos permite tener cierta efectividad.

¿Por qué lo digo? porque es verdad que las mujeres parlamentarias, igual que los señores, somos parte de una élite no reflejamos realmente lo que es la sociedad y por supuesto, mucho menos, cómo viven el resto de las mujeres, eso nos debe quedar muy claro. Nosotras estamos en una posición de privilegio, de poder, en una posición de toma de decisiones, y el tiempo se va, o la tomamos o salimos y dejamos de ser parlamentarias y pasamos (inaudible) o bien, incidimos en trabajos legislativos que nos permiten resolver los problemas estructurales que enfrentamos, que llevan a  las mujeres a sufrir diversas formas de discriminación, ese es el meollo del asunto.

¿Qué pueden hacer los parlamentos? todo! ni más ni menos que definir el marco jurídico fundamental de una nación, esa es la tarea de los parlamentos, ni más ni menos, es un paso importante -para mi, desde mi punto de vista- es el paso estructural muy importante, esencial para lograr desde la ley desde el derecho, cambiar la situación de exclusión y marginación social y cultural en que se encuentran las mujeres, y bueno, todos los cambios estructurales en el país.

Por lo tanto, el problema estructural de fondo que padecemos las mujeres es estructural, y parto diciendo: debemos, por lo tanto, pugnar ser reconocidas como sujetas de derechos, para mi ese es el primer paso, no objetos, sino sujetas de derechos, en las mismas condiciones que los hombres.

Y no es fácil porque hay que reconstruir, transformar las estructuras sociales que derivan en comportamientos culturales, que se ven reflejados en la cotidianidad de las mujeres, de cada una de las mujeres, de cada una de ustedes, estén donde estén. Entonces, ese es el primer asunto que hay que ver.

Todos los derechos de las mujeres, por lo tanto, si somos sujetas de derechos, todos los derechos son derechos humanos, ese es el gran paradigma que surge a partir de que las mujeres se organizan en el mundo y empiezan a plantear distintas propuestas, planes, etcétera, etcétera, en reuniones mundiales, porque la unión hace la fuerza.

Y más allá de lo que viva una mujer en China, o en Arabia o en Argentina o en Haití, o en México, o en Australia, en cualquier parte del mundo, todas las mujeres, independientemente de nuestro color de piel, del idioma que hablemos, de cuál sea nuestra raza, el problema es el mismo, somos mujeres, y el ser mujeres nos ha llevado durante siglos y siglos y siglos, a estar marginadas, excluidas, al ámbito privado y doméstico, simplemente por una sola diferencia respecto de los hombres, una diferencia biológica, que tenemos aparato reproductor; y entonces, como tenemos aparato reproductor, nos embarazamos, (inaudible), lactamos, nos volvemos a embarazar y así por la eternidad hasta que se termina ese ciclo, entonces, ya la mujer deja de servir.

Esa es una de las cuestiones que tenemos que deconstruir, pero así  ha sido, entonces, erradicar todas estas formas de discriminación que deriva de ser mujeres, por supuesto que ha llevado al derecho internacional a definir distinta legislación nivel internacional, tratados internacionales, que en los Estados, cada uno de los Estados del mundo las signa, las hace suyas, para incorporarnos a esta dinámica que hemos impulsado para que efectivamente las mujeres resolvamos cada una de las distintas formas que nos mantienen en discriminación, erradicarlas, eso quiere decir, entrar a la raíz del problema.

¿Qué pueden hacer -la gran pregunta- los parlamentos? cambiar la Constitución, en primerísimo lugar, quitarle esta visión, este enfoque, donde efectivamente el lenguaje genérico masculino lleva a que las mujeres no existíamos en la Constitución y aquel alegato que dio en el Congreso de la Unión, en particular en la Cámara de Diputados, cuando se estaba discutiendo las reformas para incorporar a las mujeres en su derechos, para reconocerles su derecho a votar y ser votadas, había legisladores que decían " pero si ya las mujeres ya está incluidas en la Constitución, ya pueden votar, porque dice "los ciudadanos"", no, los ciudadanos siguen excluyendo a las ciudadanas, el hombre sigue excluyendo a la mujer.
Entonces el gran cambio de esa reforma, fue incluir: son ciudadanos las mujeres y los hombres, o sea, agregar mujeres fue mucho peor; entones la Constitución cuando la cambias, la modificas, por supuesto que deriva en que haya adecuación en las legislación secundaria, que haya una adecuación en las Constituciones locales y también en la legislación local; que haya cambios en la legislación, y por supuesto, como hemos vivido en el Congreso mexicano, también en los últimos años, haya nuevas leyes que están inscritas de manera específica en promover acciones afirmativas justamente para ir erradicando las distintas formas de discriminación contra las mujeres y contra las niñas, por su condición de ser mujeres, eso no debemos olvidarlo.

Entonces, claro que hay muchas cosas que hacer, pero nos solamente me refiero a la parte que tiene que ver con la legislación, porque cuando cambia la legislación repercute también en los cambios de normas, manuales, directrices, todo lo que tiene ver con la parte reglamentaria que tiene que homologarse, que tiene que aplicarse desde los ámbitos gubernamentales en los tres órdenes de gobierno.

Aquí, por supuesto, todo mundo lo sabe, un principio del derecho es que ninguna norma reglamentaria puede estar por encima de una ley, de una ley deriva exactamente la norma reglamentaria, y ahí es donde la ley tiene un gran sentido en las estructuras de una nación, en la gobernanza, porque efectivamente al tener un precepto de ley vanguardista, que promueve, reconoce los derechos iguales de hombres y mujeres, de manera particular enfatiza dónde hay que poner mayor atención para resolver los problemas de derivan de la discriminación contras las mujeres, pues obviamente esto repercute, o debiese repercutir, al ámbito del Poder Ejecutivo.

Entones, el trabajo que tiene que hacer el Congreso, el parlamento, va hacia el Poder Ejecutivo y cuando no se cumple, por supuesto que va al otro Poder, al Poder Judicial. Esa es un parte que nosotros, en México, apenas estamos empezando a aplicar.

Quiero mencionar porque creo que es muy relevante, cómo el Poder Judicial cuando se exige judicialmente que una norma sea aplicada irrestrictamente y no facciosamente, o tergiversada, lleva -en este caso- a que las mujeres estemos mejor; por ejemplo, la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la 12624, que determinó que los partidos políticos en la elección federal pasada, tenían que llevar cuando menos el cuarenta por ciento de candidaturas propietarias y suplemente de mujeres, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, lo que derivó que hoy tengamos 44 senadores de 128 y tengamos 187 diputadas de 500, ha sido la legislatura donde más mujeres hemos estado en el Congreso de la Unión.

Sin embargo, quiero mencionar que eso no ha sido suficiente, porque exigimos que el Poder Judicial aplique a ley irrestrictamente, a quienes tengan que aplicarla, la apliquen irrestrictamente, pero no es más que una resolución que esté resolviendo un problema en la coyuntura, lo que tenemos que hacer es entrar en el problema de fondo, y el problema de fondo es la legislación que no debe quedar lugar a dudas para que pueda ser interpretada a modo, como fue lo que hicieron los partidos políticos en el caso del COFIPE, cuando se establece el 40/60.

La situación de las mujeres en nuestro país, ¿ha cambiado con la presencia de más mujeres en los parlamentos, en los congresos, ¡claro que sí!, por supuesto que sí, a pesar de que hayan llegados o lleguen mujeres que no estén debidamente convencidas de lo que muchas de nosotras que estamos aquí en esta mesa, sí lo estamos, porque también es un proceso, hay mujeres que dicen "pues sí, no me gusta trabajar con mujeres, y si no yo me dedico a otras cosas y no veo los derechos de las mujeres".

Pero tarde que temprano, como las que si estamos convencidas de que nos convertimos en un motor, la verdad, poco a poco se empiezan a ver las grandes virtudes, pero luego van, y entonces, la política tiene que servir para eso, para convencer, para llegar y decir, "bueno, a ver, tú estás hasta aquí, qué necesitamos explicarte, que necesitamos conocer, que necesitamos explicar, para que este proceso vaya hacia adelante.

Lo mismo nos pasa con los hombres, pensar que todos los hombres son machos es mentira; pensar que todos los hombres son machos es mentira; pensar que todos los hombres se oponen a que las mujeres avancemos es mentira.

Nosotras tenemos la experiencia en la LIX Legislatura, sacamos una ley súper vanguardista. la Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia, y en esta ley éramos realmente menos del 20 por ciento mujeres y la sacamos prácticamente por unanimidad en la Cámara de Diputados.

Y aquí en el Senado, solamente un senador porque no entendía muy bien, no porque estuviera en contra, voto en contra; o sea, todos los señores aún los que seguramente son machos y aún seguramente hubiera alguno que pudiese ser violentador, porque las encuestas nos dicen que de cada tres hogares, en dos se sufre violencia, algún tipo de violencia de género, pues seguramente tendremos en el ámbito parlamentario, señores que aun no resuelven su problema de violencia contra las mujeres, pero todos votaron a favor, todos votaron a favor.

Entonces, ¿qué quiere decir esto? que las mujeres hemos aprendido también a hacer una gran cabildeo, hemos ido a trabajar juntas de todos los partidos políticos, que me parece que eso es algo que hay que destacar; hemos sabido también que no nos lleva a nada ser facciosas, ser medio yo-solamente yo, no nos lleva a ningún lugar, sino reconocer a la otra como nuestro par; reconocerla como nuestra aliada; reconocerla como también tiene muchísimo que aportar; reconocerla como la que es necesaria e imprescindible; y entonces, eso nos ha llevado a las mujeres a que estemos trabajando en favor de nuestras causas a partir de conciliar y eso no quiere decir que sea fácil, discutimos, discutimos, discutimos, y negociamos, y negociamos, y negociamos, y encontramos puntos de acuerdo que nos llevan a veces si no a dar diez pasos hacia adelante, si dar tres, cuatro, cinco, o siete, es decir, cada quien termina cediendo, y por supuesto, los cambios se hacen a partir de que tenemos que tener una alianza muy importante con quienes simpatizan con nuestras causas, que cada vez son más los señores parlamentarios.

Voy a terminar mencionando cómo ha sido el proceso en el Parlamento. Hablábamos hace unos años de equidad, y ahorita hablamos de equidad; hace unos años hablábamos de violencia intrafamiliar, ahorita es igualdad de género; hablábamos de etiquetación de algunos programas, hoy los cambios estructurales en la Ley de Presupuesto es de que de "Pe a Pa" tiene perspectiva de género, y hay un anexo inscrito precisamente con perspectiva de género. Antes hablábamos de la cuota, hoy aquí en el Senado hace algunas semanas aprobamos incorporar la paridad, fundada en igualdad sustantiva, en el artículo 41 constitucional para que los partidos políticos se obliguen a tener candidaturas 50/50 con mujeres y hombres, en el caso de mujeres, propietarias y suplentes mujeres.

Ahora ya no es tan fastidioso escuchar nuestra cantaleta de decirles, "oigan, yo soy senadora, no soy senador", ya no hay un solo compañero aquí, cuando es en el Senado, que tome la tribuna y que no reconozca la senadora, el senador, por ejemplo.

Batallamos mucho en incorporar el lenguaje de género todavía en las reformas, pero cada que podamos, lo logramos,  incorporamos sobre todo en las nuevas leyes el lenguaje de género; pero cada vez también explicamos que esto no es una ocurrencia, explicamos científicamente la relación que hay del lenguaje con el pensamiento y la identificación respecto de la cosa: entonces, eso tiene una explicación científica que nos lleva a que en el debate pues no es la latosa ocurrente que quiere que la "visibilicemos" o que la "nombremos", ah, entonces digámosle para que no nos dé lata, no, lo explicamos científicamente, insisto, porque es un problema estructural, es un problema estructural.

Y entonces, los avances que hemos tenido nos permiten que efectivamente, con todo respeto, ya no hablemos de problemas sensibles, ya estamos hablando de formación, ya no hablamos hay que sensibilizar a los señores, en México así empezamos, pero ahorita ya estamos hablando que hay formar en perspectiva de género, que ese es el gran avance que hemos tenido.

Ahora, ¿qué falta?, insisto, que toda esta discusión que tenemos en esta élite baje, baje, se entiendan las leyes, las leyes bajen y efectivamente no hagamos una diferencia de que todos los derechos son derechos humanos, y por lo tanto, la formación para cambiar estructuralmente una sociedad tiene que venir desde la formación de las niñas y los niños, eso lo tenemos muy claro; desde cómo se educa, desde qué tenemos que hacer para que los derechos, estos que decimos que son derechos humanos, derechos económicos, sociales, culturales, políticos, civiles, pero también los derechos sexuales y los derechos reproductivos, sean plenamente como derechos humanos de las mujeres.

Entonces, esto cada vez que avanzamos, también es cierto, cada vez se abre más la puerta, cada vez se abre más el panorama, cada vez se abre más el abanico de lo que tenemos que hacer, no decir "dimos un paso y ya nos quedamos tranquilas", no, eso cada vez se abre más y más y más y más, ¿por qué? porque el reto es construir una sociedad en donde sus poblados, en donde sus comunidades, en donde sus ciudades, garanticen plena seguridad para las niñas y para las mujeres, porque si lo logramos es una sociedad segura para toda la sociedad.

Ese es el reto, construir una sociedad distinta, y eso efectivamente es un reto que insisto cada vez se abre más.

Termino diciendo que nosotras, las políticas, en los noventa, cuando empezamos a aliarnos, por eso es que somos tan efectivas, en México tenemos una experiencia de pactos entre las mujeres diversas, plurales de todos los partidos, tenemos una agenda de diez puntos, nos ponemos de acuerdo y coincidimos en cinco, cinco nos dividen, no los tocamos, estos nos unen, y entonces nos dedicamos a estos cinco. Así esta dinámica de pactos nos ha llevado a crear todas una consigna: si la mujer está, la democracia va.

No basta que los hombres decidan mayoritariamente los destinos del país, tenemos que estar en iguales condiciones que los señores, tomando decisiones, tomando posiciones, decidiendo que necesitamos hacer para que la sociedad efectivamente sea una sociedad a la que aspiramos y que los distintos problemas que vivimos por nuestra condición de género se erradiquen de nuestra sociedad, es la persecución de la utopía, de lo que todavía no es.

 

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