PRIMER INFORME DE LA JUNTA DIRECTIVA DE LA COMISIÓN DE JUSTICIA DEL SENADO DE LA REPÚBLICA.

Senador Raúl Cervantes Andrade, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.

Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, Presidente de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ministro Luis María Aguilar, Presidente de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ministro Arturo Zaldívar Lelo de la Larrea.

Ministro Sergio Armando Valls Hernández.

Magistrado Alejandro Luna Ramos, Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Lic. Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República.

Lic. Edgar Elías Azar, presidente del Tribunal Superior de Justicia del D.F.

Maestro Gerardo Laveaga Rendón, Presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos.

Magistrado Manuel Hallivis Pelayo. Presidente del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

Magistrado Marco Vinicio Martínez Guerrero, Presidente del Tribunal Superior Agrario.

Maestra María Olga Noriega Sáenz, Presidenta de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.

Diputado Ricardo Fidel Pacheco Rodríguez, Presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados.

Senador Jorge Luis Preciado, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado.

Senador Roberto Gil Zuarth, Presidente de la Comisión de Justica del Senado.

Senador Manuel Camacho Solís, Secretario de la Comisión de Justicia.

Muy queridos compañeros de la Comisión de Justicia del Senado, a quienes les agradezco y reconozco el trabajo realizado,

Todos los aquí presentes: académicos, miembros de la judicatura, autoridades, representantes de los medios de comunicación y de la sociedad civil, a quienes no menciono por nombre pero con quienes comparto grandes lazos de amistad, y a quienes agradezco su incondicional compromiso,

La palabra justicia es quizás una de las más difíciles de definir. ¿Qué quiere decir?

Justicia. Parece que todos tenemos un significado distinto. Por miles de años los seres humanos nos hemos preguntado eso. La justicia ha provocado ensayos; ha motivado debates. Por la justicia se han emprendido guerras y revoluciones.

No es mi papel tratar de resolver este milenario dilema ahora, pero considero pertinente la reflexión, porque en la esencia de ella, está la razón por la que estamos convocados el día de hoy: porque queremos hacer de México, un país más justo.

Las y los senadores que integramos esta Comisión, hemos trabajado durante meses con ese objetivo en mente: lograr que esa palabra, tan abstracta y en ocasiones tan subjetiva, se materialice en la vida diaria de las y los mexicanos.

Debo de aceptar que esta encomienda no ha sido un reto fácil, particularmente en un país como el nuestro donde, hemos de decirlo, la justicia tiene enormes deudas con gran parte de nuestra sociedad.

Pero es precisamente por ello que hemos emprendido tan importante labor. En el Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional estamos convencidos, desde el inicio de esta legislatura, de acompañar el proyecto de transformación al que ha convocado el Presidente de la República; reconozco en particular el incondicional apoyo que el Senador Emilio Gamboa ha brindado siempre a las labores de esta Comisión.

Entendemos que nuestra posición como partido en el gobierno y fuerza política mayoritaria, representa una gran responsabilidad con todas las y los mexicanos. Estamos trabajando para contar con un marco jurídico sólido que genere confianza en el sistema de justicia.
Y yo creo que es precisamente ahí, también, donde radica el gran acuerdo que hemos logrado los diferentes partidos que integramos esta Comisión. En la Mesa Directiva hemos entendido que trabajamos por un proyecto en común.

La pluralidad es palpable en cada una de nuestras sesiones y con cada uno de los temas que abordamos. Pero de fondo, ha existido siempre un consenso en torno a un objetivo en común, y vuelvo a insistir, queremos hacer de México un país más justo. Al Senador Roberto Gil y al Senador Manuel Camacho les reconozco su entrega, compromiso y el ánimo auténtico de tomar en cuenta todas las ideas, en un diálogo abierto y de absoluta igualdad.

La pregunta, desde el primer día, ha sido ¿qué hacemos para lograrlo? No podríamos pretender que quince senadoras y senadores nos sentaríamos aisladamente alrededor de una mesa a decidir qué reformas y leyes son necesarias para mejorar nuestro sistema de justicia. Esta tarea es mucho más compleja y requiere de la voz y la participación activa de toda la sociedad.

Con esa idea en mente, en esta Comisión nos hemos dado a la tarea de escuchar. Hemos convocado a todas las voces de la sociedad civil organizada; a académicos; a expertos; a las autoridades en todos sus niveles y ámbitos, para hacer, con su conocimiento y experiencia, un verdadero estudio de cada uno de los temas que nos ocupan. Ése es el auténtico espíritu con el que se teje el pacto social.

Para nosotros, el proceso con el que realizamos nuestra labor es tan importante como el resultado mismo. Entre la vía fácil de seguir un camino hermético y reducido, o crear espacios de deliberación inclusivos y participativos, optamos por innovar.

Decidimos implementar los mecanismos necesarios para abrir el proceso legislativo a la sociedad. Con transparencia, participación, información útil y rendición de cuentas, estamos haciendo del Congreso Mexicano, un auténtico parlamento abierto.

No se puede entender una Ley de Protección a Periodistas, sin las audiencias públicas a las que convocamos; no podríamos hablar hoy de un Código Nacional de Procedimientos Penales sin cada una de las sesiones del Consejo Técnico que nos asesoró; o sin la gran labor de quienes participaron en el Simulador que nos permitió ver de manera directa el funcionamiento del nuevo sistema. Desde luego, no podríamos entender una Ley General de Víctimas, sin el valioso testimonio de la sociedad civil y de las propias víctimas.

A todos ustedes, que han participado de alguna u otra manera en la construcción de este gran proyecto; que han mostrado su absoluta disposición para colaborar con esta Comisión, y que han hecho suyo el compromiso de luchar por un México más justo, nuestro más sincero agradecimiento.

Muy especialmente quiero mencionar la labor de la Secretaría Técnica de esta Comisión, que ha sido indispensable para el eficaz cumplimiento de todos estos logros.

¿Por qué digo que no se entienden todos estos logros sin una participación incluyente? Precisamente porque no se trata sólo de cambiar palabras en un texto, sino de diseñar con la sociedad, y para la sociedad, el proyecto de Nación al que aspiramos. Porque más allá de los tribunales; de las salas de juicio; e incluso de las paredes del Congreso, la justicia debe reflejarse en la vida cotidiana de cada mexicano.

En ocasiones, esto ha significado un verdadero dilema: hemos tenido que conciliar la celeridad con la que es necesario avanzar en muchos temas, con dar a cada uno de ellos el espacio y tiempo suficientes para obtener los mejores resultados. En ese sentido, ha habido un principio fundamental, que nunca ha estado en duda para nosotros: en cada punto de acuerdo; en cada iniciativa y en cada minuta, hemos tenido un absoluto compromiso con la transparencia.

Legislar por un México más justo significa sí, saber escuchar; pero también se trata de dar a cada mexicana y a cada mexicano la posibilidad de que conozcan el proceso legislativo. De que sepan con qué bases tomamos decisiones sus representantes. De que sean capaces de exigirnos cuentas por cada vez que emitimos un voto, y cada vez que dejamos de hacerlo.

El ciudadano de hoy entiende que la democracia trasciende al sufragio de cada tres o seis años: quiere saber; quiere estar informado; quiere ser partícipe de las decisiones. Es en virtud de ello, que merecen que nuestra labor sea abierta y transparente. Que el Congreso de la Unión se acerque a ellos y les brinde toda la información para conocer nuestra labor. Y que con base en ello, puedan juzgar nuestro trabajo. ¿Cómo podríamos de lo contrario, ejercer la digna labor de tomar decisiones en su nombre?

Señoras y señores, éste es apenas el inicio. De ninguna manera podemos conformarnos con lo obtenido, ni pretender haber alcanzado en unos cuantos meses la totalidad de nuestros objetivos. Seguiremos trabajando con el mismo ímpetu y el mismo compromiso que hemos tenido desde el primer día.

Pero permítanme congratularnos por algo: además de los grandes temas de trascendencia nacional que se han votado en esta Comisión; más allá de los nombramientos; de los dictámenes aprobados; y de las leyes promulgadas, este año hemos fincado las bases de inclusión, de pluralidad, de profesionalismo y apertura, para que en adelante podamos estar seguros de que trabajamos con la solidez que requiere nuestra gran tarea: hacer de México, un país más justo.

Invito a todos, los que se han sumado y a los que faltan por hacerlo, a que sigamos trabajando para alcanzar esa gran meta. A que nunca perdamos de vista lo que ese compromiso significa; a que sigamos entendiendo que nuestra labor, más allá de la gramática y la tinta, tiene la capacidad de transformar la vida de muchos. Y sobre todo, a que hagamos conciencia de que tenemos la oportunidad de darle sentido, en la vida de cada mexicana y de cada mexicano, a la palabra justicia.

 

---000---