De acuerdo al estudio “bienestar de los estudiantes”, elaborado por la OCDE, el 15.6 por ciento de los alumnos hombres y 21 por ciento en mujeres que tienen 15 años de edad, no desayunan, lo cual tiene un impacto negativo en sus resultados escolares.

Precisa que los adolescentes que no se alimentan, no necesariamente inciden por tener carencias económicas sino por otros factores, como la falta de atención de buenos hábitos, la estructura familiar o por perseguir estándares de belleza física, advirtieron senadores del GPPRI.

La Medición Independiente de Aprendizajes (MIA), levantada en 2014 y 2015 en los estados de Puebla, Veracruz, Yucatán y Quintana Roo, y que incluyó a 8 mil niños, indica que existen problemas de aprendizaje y bajo rendimiento escolar, asociados con una mala alimentación.

Entre los que destacan son deficiencias en lectura y matemáticas. Estos resultados advierten un déficit severo de los estudiantes en la resolución problemas aritméticos, es decir, en la capacidad de aplicar las operaciones para resolver un problema simple.

Ante este panorama, resulta necesario que las instituciones educativas busquen mecanismos para motivar la participación de los padres de familia y generen una mayor concientización sobre la importancia de que las niñas, niños y adolescentes lleguen desayunados a las escuelas.

 

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