A 500 años de la publicación de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, la obra continúa vigente no por la solución que dio a los problemas públicos de su época, sino gracias a que el autor planteó las preguntas adecuadas presentes en la actualidad, aseguró el senador Zoé Robledo.

En el marco de la presentación de la edición conmemorativa del El príncipe, el también Presidente de la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales destacó que la trascendencia de la obra se debe a las reflexiones sobre las instituciones políticas y el Estado, así como las relaciones de poder y la posición relativa del individuo frente a éste.

“De ahí que el autor de tales ideas se convierta, como es Maquiavelo, en un clásico”, mencionó.
 
El Legislador por Chiapas señaló que la obra de Maquiavelo es un libro sobre la técnica de conservar el poder, que propone separar la política de la moral para que el gobierno sea eficaz y la política un instrumento pertinente.

“En el Príncipe, Maquiavelo pretende instruir a los mandatarios de su época sobre cómo rescatar al Estado en caso de decadencia y reconoce que la ley es un instrumento para moldear preferencias”, resaltó Zoé Robledo.

Por su parte, el senador Luis Sánchez Jiménez aseguró que la conmemoración de los 500 años de la publicación del libro de Nicolás Maquiavelo, es una oportunidad para que los políticos de hoy reflexionen entorno a otorgar mayores y mejores resultados a la sociedad.

Mencionó que El Príncipe es un libro que contiene tesis muy importantes sobre la ética-política, y de acuerdo o no con lo planteado en la obra, resaltó que el autor es un personaje culto con ideas claras, con una gran capacidad reflexiva, que se aventuró a convertirse en el filósofo de la política.

“Ética y política, elementos que aborda, separa y entrelaza Nicolás Maquiavelo, son temas sobre los que sin duda debemos continuar reflexionando, ahora incluso desde el nuevo paradigma de los derechos humanos, con el propósito de colocar al individuo como el centro de la actuación del Estado”, apuntó Sánchez Jiménez.

En su turno, el maestro Jesús Silva-Herzog resaltó la importancia de esta nueva edición, no sólo por ser conmemorativa de los 500 años de su primera publicación, sino por estar acompañada de textos valiosos de grandes expertos en la obra de Nicolás Maquiavelo.

El académico de Instituto Tecnológico Autónomo de México sostuvo que la obra de Maquiavelo suele ser leída mal, porque se interpreta que la consigna de “el fin justifica los medios” debe ser entendida literal, cuando en realidad el autor escribió: sucede que cuando le acusan los hechos, le excusan los resultados y cuando estos sean bueno, siempre lo excusarán.

Asimismo, el historiador italiano, Dr. Maurizio Viroli, sostuvo que el libro de El Príncipe ha sido gravemente malinterpretado y detalló que el primer malentendido es la idea de que Maquiavelo compuso su obra en torno a 1513 para conseguir un trabajo en el régimen de los Medici, que se había instalado a finales de 1512.

“El Príncipe de Maquiavelo no es la obra de un adulador sino de un hombre que amaba su país más que su alma y quería que este fuera libre. Por esa razón buscaba en el contexto político de su tiempo agentes políticos que pudiesen alcanzar lo que necesitaba Italia”.

Maurizio Viroli coincidió con el Jesús Silva-Herzog respecto a que muchas veces esta obra se lee incorrectamente, como un texto en el que Maquiavelo observa la vida política desde un punto de vista distanciado, frío e imparcial, el espíritu del científico, y donde intenta aislar leyes políticas empíricas.

“El Príncipe, no es un texto científico, sino la obra de un hombre que no sólo escribía para describir y explicar la vida política, sino para impulsar a alguien a actuar, para inspirar”, señaló.

Finalmente, el historiador italiano dijo que Maquiavelo era un escritor político que analizaba su propia experiencia política y que reflexionaba a partir de ella.

En la presentación del libro también estuvieron presentes los senadores Miguel Barbosa Huerta, coordinador del Grupo Parlamentario del PRD; Fidel Demédicis Hidalgo; Isidro Pedroza Chávez; y Rabindranath Salazar Solorio.


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