La sequía registrada desde hace más de dos años y medio en Nuevo León ha propiciado el mercado negro de venta de agua, de 50 y hasta 100 pesos por cada 200 litros, ante lo cual la población, en especial la que se encuentra en situación de pobreza, se ve obligada a elegir entre comprar el líquido vital o comida.

Ante esta situación,  el Senado de la República exhortó al gobierno de Nuevo León a  realizar un reajuste tarifario,  a fin de  no condicionar el pago de los contratos de agua y drenaje de los ejidos afectados por la sequía y que son considerados por el Consejo Nacional de Evaluación  como zonas de pobreza extrema.

Lo anterior a partir del punto de acuerdo presentado por el senador panista   Raúl Gracia Guzmán, quien expuso que dicha entidad enfrenta una de las peores sequías registrada desde la  década de los 50’s, con temperaturas que superan los 35 grados centígrados.

Esta situación, aseveró, ha obligado a las familias a consumir el agua que se encuentra estancada y la cual comparten con animales, por lo que antes de beberla deben colarla para eliminar la tierra y gusanos que la contaminan.

A lo anterior se agrega, prosiguió, las graves pérdidas productivas y económicas,  pues el hato ganadero se ha disminuido en 30 por ciento a partir de la pérdida de 50 mil cabezas de vaca, previéndose que será posible su recuperación hasta dentro de cinco o seis años.

En cuanto a la producción agrícola, tan sólo en 2011 se perdieron más de 40 mil hectáreas de siembra, destacándose que ha desaparecido  el cultivo para el autoconsumo.

Ante ello, concluyó, Nuevo León requiere de apoyos federales en especial  para 17 mil familias que habitan seis de los municipios donde son más graves los embates de la sequía.

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