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altAl considerar que los programas sociales que aplica actualmente la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación están “desgastados” y “han perdido eficacia”, su titular, Enrique Martínez y Martínez, informó que la dependencia analiza “replantearlos”.

Durante la reunión de trabajo que sostuvo con senadores de la República para informar la situación actual del campo mexicano, el funcionario federal indicó que existen programas “desarticulados e inoperantes” que se deben modificar porque “con el paso del tiempo han ido perdiendo su eficacia”.

Ello  --precisó-- no quiere decir que los quitemos pero tenemos que hacer que está situación actual se revise y evalúe, a fin de tener un campo competitivo, incluyente y con familias sin hambre.

Explicó que en el caso de Procampo --que apoya a 4 millones 100 mil  beneficiarios y que es uno de los más “antiguos”--  con el tiempo se ha desgastado, por lo que se pretende cambiarlo para que en lugar de ser un subsidio, se aplique como un incentivo.

“Se dio como un subsidio a los agricultores por el Tratado de Libre Comercio y nosotros estamos tratando de cambiar todo lo que sea subsidio por incentivo”, aclaró.

En su opinión, “en lugar de estar acostumbrando a la gente a recibir algo e inhibir su capacidad productiva estamos buscando la manera de que sea un estímulo para superarse y para motivar esa capacidad productiva para que salgan adelante”.

Por ello, anunció que la Sagarpa analiza emigrar “en este cambio de criterio de asignación a incentivos a la productividad, por lo que estamos estudiándolo”.

“En poca palabras --agregó-- no dar el pescado sino enseñar a pescar y que la gente pueda salir por sí sola de los problemas que tiene”.

Informó que en la depuración del padrón de este programa “encontramos que un buen número no apareció y otros no pudieron justificar sus documentos”.

Consideró que México tiene un “campo bipolar”, pues por un lado cuenta con productores de clase mundial y, por el otro, tiene minifundistas desproveídos de toda tecnología y de toda posibilidad de ser eficientes.

En este sentido, dijo que el verdadero reto de su administración es transformar el minifundio, ya que 80 por ciento de la estructura de propiedad del campo mexicano está en esas condiciones y una tercera parte de sus habitantes vive en pobreza alimentaria.

Para ello, mencionó, se trabaja en un modelo de clústers que incorpore a los pequeños productores, en asociatividad con empresas integradoras, así como otorgar incentivos y financiamientos de manera accesible y para que no estén sujetos a los acaparadores y los coyotes de campo, “que están permanentemente al acecho del minifundista en cuanto tiene ya lista su cosecha”.

Martínez y Martínez  hizo notar que se ha avanzado en la planeación de mercados, a efecto de crear la Bolsa Agropecuaria Mexicana  y en la reorganización de la Secretaría para que pueda responder con mayor celeridad a los problemas que enfrenta el sector rural del país.

Reconoció ante los legisladores que el crédito en el sector agropecuario es prácticamente nulo y los instrumentos financieros con los que cuenta el Estado “no tienen las condiciones para ser una banca de desarrollo”.

Asimismo, destacó que se cuenta con “mucha investigación” científica en este sector, pero  falta articularla para que se aplique en incrementar la producción en el campo.

Por último, aceptó que “lamentablemente” se ha lucrado con algunos de los flagelos “que hemos vivido, llámense los problemas de la influenza aviar o llámense heladas o cualquier situación de problema en el campo”.

Ante esta situación, dejó en claro que está dispuesto a “ayudar” para que  nadie lucre con un problema sanitario o del clima “porque eso si nos afectaría a todos”.

 

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