Número-493

  • Los primeros interesados en una óptima regulación deben ser los no consumidores, porque “pagamos los costos de los consumidores y específicamente los efectos del mercado negro”.
  • La política prohibicionista, argumentó el legislador, ha fallado en todas sus dimensiones: entre sus efectos están que el precio no ha bajado y el consumo se ha elevado. 

 

Es necesario encontrar una fórmula regulatoria para la marihuana que permita disminuir los daños al consumidor y los costos sociales que genera el consumo de esta droga a través del mercado negro, advirtió el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Roberto Gil Zuarth.

 

Durante su ponencia en el marco del foro “El problema de las drogas.- A revisión”, organizado en Guadalajara, Jalisco, porThe Aspen Institute México, señaló que el problema de fondo en este entorno es la intensidad del mercado negro:

 

“No solamente induce a las adicciones; genera debilidad institucional, provoca violencia, genera enormes cantidades de recursos para financiar actividades ilícitas y su desplazamiento a otro tipo de conductas extractivas de renta y también implica menores posibilidades de generar consumo responsable”, expuso.

 

El senador aseveró además que hay evidencia empírica de que la interacción del consumidor con el mercado negro produce la adicción, ya que “van por marihuana y le ofrecen cocaína, le ofrecen metanfetamina y en consecuencia, va escalando la adicción por una sola razón: el que la vende quiere un consumidor recurrente y en consecuencia, quiere atraparlo a ciertas sustancias que generan mayor adicción”.

 

En ese sentido, Gil Zuarth señaló que los primeros interesados en encontrar una óptima regulación deberían ser los no consumidores, “porque somos los que pagamos los costos de los consumidores y específicamente los efectos del mercado negro”.

 

“De lo que se trata en una regulación eficiente, es encontrar un equilibrio entre la libertad personal, la autonomía personal y por supuesto los objetivos sociales de disminución de daños o disminución de costos”, añadió.

 

Argumentó además que regular permite racionalizar recursos: “Cambiar los instrumentos del Estado para abordar los problemas de drogas puede permitir generarnos espacios en términos de recursos para atender otras sociales y para atenderlas de mejor manera”.

 

El presidente de la Mesa Directiva añadió: “Gastamos nueve mil millones de dólares al año en la lucha contra las drogas; nueve mil millones de dólares para perseguir consumidores y perseguir oferentes a los consumidores. Por supuesto que esto no contabiliza los costos implícitos al mercado negro”.

 

La política prohibicionista, adujo Gil Zuarth, simplemente ha fallado en todas sus dimensiones, por distintas razones: “En primer lugar, el precio no ha bajado, el consumo se ha elevado, la edad de primer consumo ha disminuido, la frecuencia de uso ha crecido, la calidad del producto es menor. Es decir, a la luz de los objetivos a partir de los cuales se construyó la tesis prohibicionista en contra de las drogas, simplemente la política es un rotundo fracaso”.

 

En la iniciativa que presentó ante el Senado de la República, indicó, se propone: despenalizar el consumo personal, permitir el cultivo doméstico, proveer un registro voluntario para recolectar información, prohibir el consumo en espacios públicos.

 

Asimismo, plantea cooperativas de producción de cannabis, a través de asociaciones civiles sin fines de lucro; autoaprovisionamiento, es decir, que los propios clubes generen la oferta a sus propios socios; un fuerte control en torno a esos clubes, para que no se generen escalas de adicción, y que el mercado negro no se desplace al nuevo mercado.

 

También propone que el consumo sea dentro de las cooperativas, y la creación de un mercado no competitivo porque, como sucede con el alcohol y el tabaco, cuando hay competencia se produce un déficit de información para los consumidores y más incentivos para generar adictos.

 

El senador Gil Zuarth agregó que propone la creación de una institución reguladora y de un instrumento de mercado: el Instituto Mexicano de la Cannabis que determina el tamaño del mercado y regula el precio, a fin de mantener un equilibrio entre la oferta y la demanda, para evitar que se disparen.

 

Señaló que el consumo de cannabis se enfrenta con “altas dosis de coacción estatal” y lo que debe suceder es generar un reflejo equilibrado entre el nivel de riesgo y el tipo de coacción o el grado de coacción o el nivel de intervención que aplica el Estado.

 

Destacó que “en los Países Bajos donde ya es legal, se presenta una tasa mucho menor en el uso de drogas duras que en otros países con políticas prohibicionistas más intensas”.

 

Por otra parte, advirtió que si no nos ponemos las pilas o nos va a alcanzar la realidad, pues “la transición regulatoria ya está en marcha, no tiene reversa”. Explicó que en noviembre próximo los gobiernos estatales de California y Arizona, en Estados Unidos, podrían legalizar el consumo de marihuana “y es muy probable que se genere una suerte de muro comercial invisible”.

 

“¿Qué puede suceder? Escaladas de violencia, porque todo el producto disponible, todo el exceso que ya no se va a poder colocar en el otro mercado se va a quedar en México”, consideró.

 

En el foro organizado por The Aspen Institute México también participaron el ex secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente; el ex canciller, Jorge Castañeda; el ex secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont; y el ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Pedro Aspe.

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