Número-368

  • El reto, lograr un marco legal moderno y de avanzada, adelanta el presidente del Instituto Belisario Domínguez, senador Miguel Barbosa.
  • Sin participación de la opinión pública y de los ciudadanos no se logrará la democracia en la Ciudad de México, advierten especialistas.

 

En la construcción de la Constitución de la Ciudad de México no hay un “modelo perverso” impuesto por los partidos políticos; todo lo contrario, existe la convicción de los constituyentes para atender propuestas de los ciudadanos y darles apertura en la toma de decisiones, aseguran los senadores Miguel Barbosa Huerta, Angélica de la Peña Gómez y Alejandro Encinas Rodríguez.

Durante la conferencia magistral “Hacia el Constituyente de la Ciudad de México ¿Cómo fortalecer la representación política y mejorar la calidad de la democracia en la ciudad?”, Barbosa Huerta, tambiénpresidente del Instituto Belisario Domínguez (IBD), adelantó que el compromiso del jefe de gobierno en la capital del país, Miguel Ángel Mancera, es presentar un proyecto de constitución moderno, de avanzada y de derechos.

 

Resaltó que la Reforma Política en la Constitución General de la República se fraguó en el Senado de la República y se pudo “alcanzar la reforma posible, no la reforma completa que hubiéramos querido, pero fue la reforma posible que se alcanzó entre las fuerzas políticas”.

 

Destacó que en las elecciones para integrar 60 espacios de los 100 de ese “deformado” modelo electoral del modelo del Constituyente, de 60 electos y 40 designados, “fue el único modelo que pudo alcanzarse, no fue un modelo perverso, fue el único que pudo alcanzarse”.

 

La senadora Angélica de la Peña indicó, por su parte que la participación ciudadana tiene un importante avance en  reformas constitucionales, que deberá mantenerse y fortalecerse en el marco legal que se conforme para la capital federal.

La Constitución nacional, subrayó, es el piso de donde se debe partir y habrán de mantenerse los avances en el artículo 71, que abrió las puertas del Congreso a las iniciativas ciudadanas; en tanto que en el artículo 35 se establece la consulta popular.

La legisladora del Grupo Parlamentario del PRD hizo énfasis en que dichos avances se inscriben dentro del fortalecimiento de las leyes para garantizar, de forma transversal, los derechos humanos de la población, que se habrán de fortalecer para que la Ciudad de México cuente con una constitución del Siglo XXI.

Su correligionario, el senador Alejandro Encinas, dijo que el constituyente estará obligado a construir acuerdos; ya que ni la primera ni la segunda minorías juntas alcanzan mayoría calificada, por lo que deberán poner en el centro el derecho de la ciudad y el de los ciudadanos, como un ente colectivo.

 

Las y los constituyentes, añadió, forman parte de un Poder originario que dará como resultado una Constitución, que es el pacto social que deberá considerar los derechos e intereses existentes en la Ciudad de México.

 

Manuel Alcántara Sáez, catedrático de la Universidad de Salamanca, al dictar la conferencia magistral se pronunció porque los constituyentes de la Ciudad de México “superen el debate de la polarización izquierda-derecha, para analizar el poder mundial alcanzado por la democracia directa, a través del referéndum y plebiscito”, como se evidencia en Inglaterra, cuyos ciudadanos votaron por separarse de la Unión Europea; o en Cataluña, donde se delibera la posible separación de España.

Advirtió que herramientas como el referéndum y el plebiscito no darán resultados positivos, “si se cree que la democracia es sólo una forma de elegir a los representantes; si se cree que los representantes están más informados y preparados que los representados; y se está de acuerdo con el consenso pesimista sobre la opinión pública”.

En cambio, destacó, la democracia directa es el mejor sistema en la toma de decisiones políticas, “si los representantes consideran que deben seguir la preferencia de sus electores, de la gente, porque son ellos a última instancia son los titulares del poder, y si se está de acuerdo en que los ciudadanos saben qué es lo mejor para la sociedad”.

El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Pedro Salazar Ugarte, recalcó que sin ciudadanía no hay democracia, y sin esta no existe ni representación ni participación directa posible.

 

Al Constituyente, dijo, le toca informar, construir puentes con la opinión pública, llevar a las calles el debate de la constitución que van aprobar, e involucrar a los sectores de la opinión pública en la deliberación sobre la que será la Constitución de la Ciudad de México.

 

Subrayó que el Constituyente está ahí para aprobar un documento que no puede ser un programa de gobierno, ni incluir las distintas visiones de la gobernanza de la capital. No puede ser reglamentario de aspectos que preocupan, como la basura, el agua; no puede ser una bandera política o un manual de buenas intenciones, sino debe ser un documento normativo, vinculante, que contenga los principios y derechos que dotan de identidad a una comunidad política.

 

Durante la conferencia magistral estuvieron presentes el coordinador ejecutivo de Investigación del IBD, Gerardo Esquivel Hernández; y la directora de la oficina de representación de la Universidad de Salamanca en la UNAM, Marta Fuertes Martínez.

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